martes, 3 de junio de 2008

Géneros prófugos: La violencia en los medios de comunicación

Las principales manifestaciones de la violencia son las que ejercen: los hombres sobre mujeres, otros hombres y sobre si mismo. Los medios de comunicación no han estado ajenos a este fenómeno ya que desde ellos se han promovido de forma inconsciente y consiente los estereotipos que marcan esta realidad en la sociedad global, teniendo gran responsabilidad en la construcción de un modelo de masculinidad hegemónica.
Uno de los mitos más habituales que vemos en los medios es el de la masculinidad violenta sustentada desde el consumo de prácticas de riesgos para los hombres, los cuales muchas veces asumirán los comportamientos de los mitos que se les exhibe.

Hoy en día se insiste en la capacidad que tiene la llamada industria cultural para crear nuevos paradigmas de comportamiento que no alejan a hombres y mujeres de inequidades de género y recurren a la violencia como una forma de legitimarse. Desde la música, el deporte y otras manifestaciones se ofrece la idea que la libertad individual debe violentar canones establecidos y uno de ellos es que las mujeres deben parecerse a los hombres en cuanto a su agresividad y violencia.

Estas conductas han llevado en muchos casos a la masculinidad y los hombres a una crisis. Entonces porqué repetir la fórmula que la equidad supone ser miméticos hombres y mujeres. Es útil repasar asimismo la retórica de la libertad en función de nuevos modelos hegemónicos. Cambiemos los paradigmas violentos que funcionan como único patrón posible de comportamiento humano.
La legitimación de la violencia como forma de comportamiento humano ha tenido en el diseño de género un papel fundamental. Por eso cambiar las prácticas discursivas desde los medios es una tarea fundamental que no es ajena al ámbito artístico y sus creadores.
La categoría género no puede ser prófuga de los programas de justicia social donde la cultura y los medios de comunicación son fundamentales. En los tema de violencia el silencio nos hace cómplice.

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