lunes, 24 de junio de 2013

“Víctor Mesa. El fin no justifica los medios”




Por: Enmanuel George

 Recurrentes han sido las advertencias y sanciones por indisciplina que ha recibido el coach del equipo Matanzas y de la Selección Nacional de beisbol, Víctor Mesa. Sin embargo, aparecen de forma frecuente entre los aficionados, discrepancias alrededor de tales determinaciones.

 Los detractores de la sanción manifiestan que la capacidad y el conocimiento como mánager de Víctor prevalece por sobre los “impulsos que se viven en el terreno de juego.” Resulta imposible poder separar la capacidad deportiva ni el talento como técnico, de la personalidad. La opinión que obtengamos de nuestro seleccionador nacional, debe ser desde sus características todas, sin obviar su imagen y ejemplo con sus jugadores y con su público. No se trata de una embestida contra su labor como director, sino un firme posicionamiento contra las actitudes violentas. Lo cierto es que durante el desarrollo de cualquier partido las decisiones arbitrales, erradas o no, inciden en el resultado del juego.

Muchas de ellas generan polémicas y discusión entre los implicados. Pero bajo ninguna justificación pueden ser contestadas estas decisiones con la agresión. Imaginemos entonces que cada desempeño desacertado de nuestros días sea respondido con una ofensa o “tierra sobre los ojos.” Tanto en momentos del juego como en las conferencias de prensa que han sido televisadas, más de una vez hemos presenciado conductas antideportivas de Víctor Mesa. Durante la transmisión de los partidos del Tercer Clásico Mundial de Beisbol, en variadas ocasiones las cámaras persiguieron las actitudes enérgicas y conflictivas de Víctor con sus jugadores y el grupo de árbitros.

Deja mucho que desear sobre una figura pública que dirige nuestra selección por cuatro años, por lo que su “talento incuestionable” como mánager queda en entredicho. Los resultados deportivos no pueden sepultar las frecuentes manifestaciones antideportivas de este coach. Es precisamente la tradición y los logros de nuestro beisbol, y el estupendo recorrido como jugador que tuvo Víctor Mesa, los que deberían prevalecer e imponer una conducta positiva lejos de sus acciones negativas en el presente. La voluntad y el esfuerzo de ganar no deben ser confundidos con la agresión ni la violencia.

Las formas antideportivas contrastan con los deseos de una afición de disfrutar del partido. Si es nuestro anhelo erradicar los actos violentos de nuestras tribunas y campos de juego, el primer ejemplo de buenas prácticas debe provenir de los jugadores y entrenadores.