lunes, 5 de diciembre de 2011

Bailando entre machos





El escritor Julio César González Pagés compartió con estudiantes y profesores de la Escuela Nacional de Ballet con un animado dialogo en la presentación del libro Macho varón masculino. Estudio de masculinidades en Cuba.






Por Equipo RIM


El pasado día 23 de noviembre de 2011 tuvo lugar en el Complejo Cultural Residencia de Estudiantes de la enseñanza artística de La Habana, la presentación del libro Macho Varón Masculino. Estudios de Masculinidades en Cuba, organizado por el Instituto Cubano del Libro y la Biblioteca de dicho recinto.

La actividad contó con la presencia de su autor, el Dr. Julio César González Pagés, y de varios jóvenes estudiantes de ballet clásico de la Escuela de Ballet Nacional de Cuba, quienes se interesaron en las temáticas abordadas en el texto presentado. Muchos de los estudiantes se acercaron después de la presentación y compartieron con el autor sus experiencias como jóvenes bailarines clásicos y los prejuicios que existen para este tipo de danza a nivel social.

domingo, 20 de noviembre de 2011

Masculinidades en FULL: presentación del libro Macho, Varón, Masculino: estudios de masculinidades en Cuba en la Universidad de La Habana



El autor de Macho varón masculino Julio César González Pagés en la presentación del libro en la Biblioteca Central de la Universidad de la Habana.



Por Dayron Oliva Hernández. Red Iberoamericana de Masculinidades

La Habana/17 de noviembre. En saludo a la jornada por la celebración del Día del Estudiante, y como parte de la 4ta. Edición del Festival Universitario del Libro y la Lectura (FULL), en la Biblioteca Central “Rubén Martínez Villena” de la Universidad de La Habana, el Dr. Julio César González Pagés presentó su última obra que, bajo el sello de la Editorial de la Mujer, lleva por título Macho, Varón, Masculino: estudios de masculinidades en Cuba.

Ante un público de jóvenes universitarios interesados por la temática propuesta, el coordinador de la Red Iberoamericana de Masculinidades manifestó su agradecimiento por la invitación, y agregó además el honor que representaba hablar de su obra en el mismo lugar donde se formó como profesional y en el que se encuentra todavía vinculado, compartiendo sus saberes, como profesor de la Facultad de Filosofía, Historia y Sociología.

Debido a la necesidad social de abordar las temáticas de masculinidad y de sistematizar más de una década de estudios, unido a la no existencia de literatura que trate sobre la vida de los hombres, y por el trabajo que por muchos años llevó a cabo con distintos grupos de hombres como dirigentes, profesionales, estudiantes, policías, presos, deportistas, entre otros; advirtió, González Pagés, que resultaron factores que incidieron en la aparición y el porqué de Macho, Varón, Masculino…

Acerca del título de la obra González Pagés declaró que es una provocación, producto del modo en que comúnmente los hombres cubanos definen la masculinidad, y que posee una connotación machista. Asimismo, indicó cómo distintas problemáticas del universo de los hombres y sus masculinidades, que contribuyen lamentablemente a las incomprensiones, las exclusiones, los mitos y las desigualdades para los propios hombres y con respecto a las mujeres; son la base de las temáticas que sobre las masculinidades se abordan en Macho, Varón, Masculino…: feminismo, violencia, sexualidad, paternidad y migración.

Feliz con la idea de que la Universidad de La Habana y su estudiantado sean partícipes de campañas en contra de la violencia de género y que se propongan cambiar aquellos patrones hegemónicos en los modelos populares de ser hombre, objetivos que se hallan en la obra, González Pagés hizo referencia a la campaña Atrévete a ser hombre: el machismo mata, que la Red Iberoamericana de Masculinidades promueve, y que incluye, entre otr@s, a jóvenes estudiantes de la Facultad de Filosofía, Historia y Sociología, así como del Instituto Superior de Diseño (ISDI).

La exposición colectiva de once carteles realizada en este mes de noviembre en la Casa del Alba Cultural, que tratan la denuncia a la violencia que se ejerce contra las mujeres, como una de las acciones de la campaña, unido a la realización de más de 70 audiovisuales de bien público que han sido producidos en el marco de la labor desplegada por la Red Iberoamericana de Masculinidades, han tenido el propósito de involucrar a jóvenes estudiantes en el lenguaje de la ideología de género, con el fin de sensibilizar sobre la equidad de género y la cultura de paz, a partir del audiovisual, el diseño gráfico y la investigación académica.

Por su parte, convencida de que el estudiantado universitario es más sensible a temáticas sociales, la cantante Rochy Ameneiro explicó de su proyecto Todas Contracorrientes y de sus fines, que tienen en Julio César González Pagés y la propia Red Iberoamericana de Masculinidades una decidida colaboración incondicional, y que dio vida a la realización del video clip Contracorriente –nominado a los premios Lucas.

“Tratar de una manera diferente los estereotipos que comúnmente subvaloran la imagen de la mujer en la música y en los medios de comunicación, cuestionando los roles impuestos a ellas; la campaña busca sensibilizar en materia de género”, señaló. A su vez, adelantó que próximamente se iba a llevar a cabo una gira nacional con ese sentido, principalmente por las escuelas de instructores de arte.

Muestra del interés que ha despertado a lo largo del presente año el texto presentado, se originó un debate muy interesante que recogió muchas de las inquietudes de l@s estudiantes, y que están en estrecho vínculo con la experiencia actual y cambiante de l@s jóvenes en correspondencia con las temáticas que se tratan en Macho, Varón, Masculino….

Como bien resumió el Dr. Julio César González Pagés, las problemáticas de género se relacionan con costumbres y prácticas socioculturales que influyen en los mitos e imaginarios de muchos hombres y jóvenes en particular, que en una sociedad con una cultura arraigada al machismo, suscitan relaciones desiguales e inequidades entre mujeres y hombres, así como actitudes homofóbicas, lesbofóbicas y discriminatorias más allá de la opción sexual. “No es asunto de hombres malos y mujeres buenas, sino de hegemonías”, concluyó.

“Gracias a la vida contra el machismo y la exclusión”





Mildred de la Torre, Julio César González Pagés y Lina de Feria durante la presentación, en la Casa del Alba, del libro "Macho varón masculino. Estudio de Masculinidades en Cuba" . En la actividad el autor González Pagés firmó libros para el numeroso público que asistió al centro.


Por: Enmanuel George López

La necesidad de visibilizar el universo intelectual más allá de sus obras, es una petición demandada por el público lector. Tal posibilidad la brinda el espacio “Gracias a la vida” con sitio en la Casa del Alba Cultural, coordinado por la escritora Lina de Feria.

Al mismo, estuvo convidado el jueves 17 de noviembre el escritor e historiador Julio César González Pagés, con su más reciente publicación “Macho, varón, masculino. Estudio de masculinidades en Cuba”, el cual es una propuesta al cambio de la mentalidad y la actitud patriarcal de la sociedad.

La presentación estuvo en la voz de la historiadora Mildred de la Torre quién señaló el éxito del ensayo, en la pasada 20 edición de la Feria Internacional del Libro, además de resaltar su importancia para los estudios de género en temas como el machismo y la discriminación.

González Pagés afirmó que dicha obra era resultado de varios años de estudios sobre esta temática. Desde el título, el autor incita a una revisión del comportamiento cotidiano de los hombres. Definió además su trabajo como: “un granito de arena en el cambio social al que apuesta el país”.

El investigador, quién también coordina la Red Iberoamericana de Masculinidades, agradeció por la oportunidad del diálogo entre autores y lectores, que concede este lugar y del cual la ciudad adolece. La tarde estuvo recreada con la invitación de la poeta Carmen Serrano y el dúo musical Jade.

viernes, 11 de noviembre de 2011

Masculinidades cubanas contra la violencia




Foto de “Atrévete a ser hombre: el machismo mata” mensaje central de la campaña presentada, en Cuba, por la Red Iberoamericana de Masculinidades y su coordinador Julio César González Pagés en un acto en la Casa del AlBA Cultural el 10 de noviembre de 2011.








La Habana, 11 nov.- (IPS) Más que la consigna de una campaña, los jóvenes cubanos que se agrupan en la Red Iberoamericana de Masculinidades (RIM) lanzaron un reto. “Atrévete a ser hombre: el machismo mata”, es el mensaje que preside la campaña contra la violencia de género presentada la noche del jueves 10 en la capital de esta isla caribeña.




“Años atrás, era una utopía unir a hombres en una campaña de este tipo”, comentó el historiador cubano Julio César González Pagés, coordinador de la RIM y feminista, al inaugurar una exposición de carteles elaborados por un grupo de estudiantes del Instituto Superior de Diseño Industrial (ISDI), con sede en La Habana.




“Como parte de este sueño y de esa utopía, hemos estado en casi todas las universidades del país convocando a los estudiantes de diferentes áreas para que se nos unan”, añadió González Pagés, autor del libro “Macho, varón, masculino”, entre los más vendidos y leídos este año en Cuba.




Concebido como una red académica, la RIM se ha nutrido en Cuba de jóvenes estudiantes universitarios de distintas disciplinas y mantiene un trabajo sistemático de incidencia a través de talleres dirigidos fundamentalmente a grupos masculinos, siempre buscando desmontar los mitos tradicionales alrededor del hecho de “ser hombre”.




“Tenemos que darle un giro a ese comportamiento violento que provoca esta educación machista que tenemos. El diseño puede ayudar a cambiar: enseñar que el machismo no es el único camino”, dijo a la Redacción de IPS en Cuba el estudiante Gerardo Lebredo, autor del diseño de la campaña presentada por la RIM en la sede de la Casa del Alba.






Aporte de la RIM a la campaña Únete




“Desde el punto de vista profesional, no creo que haya muchas personas en Cuba que hagan diseño con enfoque de género. Y, personalmente, hemos aprendido muchísimas cosas que no sabíamos sobre género y violencia que, al final, es lo que nos ha inspirado a hacer la exposición”, dijo el joven diseñador Ramiro Expósito.




En conversación con la Redacción de IPS en Cuba, Expósito explicó que, antes de vincularse a la red, para él ser hombre era estar menos gordo, vestirse a la moda y preocuparse por cosas que ahora le parecen banales. La perspectiva cambió con el conocimiento y, ahora mismo, hay muchas cosas que veo más importantes”, afirmó.




Uno de los cinco ganadores del concurso de diseño de camisetas de la campaña Únete del Secretario General de las Naciones Unidas, el joven cubano de 22 años está invitado a participar en la actividad oficial de la ONU por el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, que se celebrará el próximo 25 de noviembre.




“Estoy muy contento y orgulloso de contribuir desde la red al trabajo que hace las Naciones Unidas en prevenir la violencia contra las mujeres y saber que los jóvenes podemos revertir estos procesos en nuestros países”, aseguró el estudiante del ISDI en declaraciones publicadas en el blog de la RIM.




Alianza contracorriente




La inauguración de la exposición de carteles de la campaña “Atrévete a ser hombre: el machismo mata”, en la sede habanera de la Casa del Alba, antecedió a un concierto a favor de la equidad de género y contra la violencia de Rochy Ameneiro, quien este año presentó su proyecto Mujeres contracorriente.




La iniciativa “pretende unir a todos los artistas que creemos y respetamos los derechos de las mujeres”, dijo González Pagés y anunció que la exposición colectiva de carteles y los siete estudiantes del ISDI involucrados en la experiencia, se sumarán el año próximo a una gira nacional de la cantante.




Al público joven que usualmente sigue los conciertos de Ameneiro y las actividades de la RIM en la isla, se sumaron en esta ocasión representantes de unos 20 países que esta semana asisten en La Habana a un taller sobre masculinidades organizado por el Consejo de Iglesias de Cuba. (Redacción IPS Cuba - 2011)

IPS - Inter Press Service


Corresponsalía Cuba


sábado, 22 de octubre de 2011

Masculinidades en Latinoamerica



En la foto el profesor Julio César González Pagés durante su intervención en el seminario taller organizado por la Universidad La Salle y ASPACIA



por equipo RIM

Los enigmas del machismo, el vinculo que tiene con las masculinidades y el recorrido de estos estudios en América Latina fueron algunos de los aspectos abordados por más de seis horas, ayer sabado 22 de octubre, en un taller que ofreció en la Universidad de la Sallé, en coordinación con la organización ASPACIA, el profesor y investigador cubano Julio César González Pagés como parte de un postgrado sobre Violencia que organiza el prestigioso recinto universitario madrileño.

La violencia y sus posibilidades de evitarla tuvieron varios debates alrededor de videos clips musicales y valoraciones del impacto del deporte en vincular a los hombres en nuevas conductas.

lunes, 10 de octubre de 2011

Multimedia

Presentación de la multimedia de la Red Iberoamericana de Masculinidades por el Dr. Julio César González Pagés coordinador general de la misma en la Casa del Alba de la Habana.
Esta multimedia presenta trabajo realizados por jovénes estudiantes de Cuba, España y otros países integrantes de la Red.

martes, 26 de julio de 2011

“Macho, varón, masculino en la villa de Guanabacoa”


Presentación de Macho varón masculino. Estudios de Masculinidades en Cuba de Julio César González Pagés en Guanabacoa.






Por Dayron Oliva Hernández. Red Iberoamericana de Masculinidades

La Habana/23 de julio. Con motivo de las lecturas de verano organizadas por el Instituto Cubano del Libro y el Centro Provincial del Libro, el coordinador general de la Red Iberoamericana de Masculinidades, Julio César González Pagés, presentó su más reciente obra Macho, varón, masculino: Estudios de masculinidades en Cuba, en el municipio capitalino de Guanabacoa.

La presentación, realizada en el Café Literario, contó con las palabras iniciales de Víctor Montes de Oca Jiménez, presidente del Consejo del Libro y la Literatura de ese municipio, quien además de agradecer la presencia del prestigioso autor, hizo un recuento, para el interesado público asistente, sobre el significativo recorrido académico y profesional del invitado.

Por su parte, al expresar que era una ilusión estar en Guanabacoa, Julio César González Pagés reconoció la importancia de compartir Macho, varón, masculino…en un lugar emblemático para la propia historia de la capital cubana, ya sea por su identidad o por la masculinidad que matiza la mitología y la práctica religiosa popular de esta antigua villa.

Sobre el título que escogió para dar nombre al texto, manifestó el también profesor de la Universidad de La Habana, que partía de una provocación que incitara el debate y la polémica en todos los ámbitos sociales, debido a que “macho, varón y masculino” ha sido una definición cotidiana común para la masculinidad en Cuba, sin importar la clase, la raza, el nivel cultural, etc.

Con el objetivo de reflexionar acerca de los imaginarios sociales y culturales sobre los hombres cubanos, las contradicciones en torno a las formas de ser hombres y las realidades que viven, y la necesidad del estudio de la masculinidad para tratar la violencia, González Pagés destacó no solo el porqué de esta obra, sino el modo en que se aborda la masculinidad a partir de las temáticas escogidas: el feminismo, la violencia, la sexualidad, la paternidad y la migración.

Asimismo, refirió sobre las distintas temáticas, que representan la urgencia de discurrir sobre el mundo inexplorado de los hombres, las relaciones entre ellos y para con las mujeres e hijos/as, así como las implicaciones sociales en la salud, las conductas agresivas de los varones, entre otros aspectos. De ahí que González Pagés indicara el significado de la aparición de Macho, varón, masculino…, para evitar un reforzamiento del machismo en Cuba y cuestionar aquellos espacios que lo reproducen, y que gozan de gran popularidad, como son los casos de los videoclips cubanos.

martes, 19 de julio de 2011

Macho varon masculino



En la foto Julio César González Pagés junto al estelar pelotero capitalino Armando Capiró y un niño pelotero en la presentación del libro Macho varón masculino.Estudios de masculinidades en Cuba en la villa de Santiago de las Vegas.







Por Lisandra Puentes Valladares
Julio 16, 2011 4:33 PM
Tribuna de la Habana

Los textos destinados al público femenino, que aparecen en cada edición de la Feria Internacional del Libro, se agotan con una rapidez sorprendente. ¿Será porque a las mujeres nos interesa experimentar para mejorar cutis, pelo, y modo de vestir? Más que una tendencia a la costura o la química, nos encanta vernos y ser vistas según los modelos de feminidad que nos inculcaron.

El divorcio y la maternidad, son otros temas perseguidos.
¿Y los hombres? ¿No necesitan agradar, saber enfrentar separaciones y cuidar de los hijos? Es que a ellos con ser fuertes y hábiles les basta para deslumbrar a cualquier muchacha; y en cuanto al plano familiar, ¿es suficiente con ser el sustento de la casa? No hay lugar para sentimentalismos y blandenguerías.
Sobre lo que significa para un cubano ser Macho varón Masculino, trata este libro presentado en el año 2010 por Julio César González Pagés.

Si los estudios sobre mujeres, que tanto auge cobraron desde la segunda mitad del pasado siglo, ponen a esta en el rol de una víctima de la sociedad, en el presente volumen se describen las angustias que los hombres enfrentan día a día para no sentirse inferiores en su masculinidad.

“El varón ha de ser fuerte, valiente, guía, proveedor, inteligente, heterosexual, capaz de suprimir la capacidad de expresar una gama de sentimientos devaluados, atribuidos solo a lo femenino y la mujer como sujeto asociado a la debilidad, la abnegación, el cuidado, la ternura y la subordinación”, dice el autor en la introducción.

En los distintos capítulos que conforman el libro, la masculinidad es analizada en relación con la violencia, la sexualidad, la paternidad y la migración. González Pagés sustenta sus planteamientos en referencias bibliográficas que demuestran la seriedad de esta investigación, desarrollada por el autor durante años de estudio.
Macho…, publicado por la Editorial de la Mujer, no es un libro para entretenerse, es un texto para pensar y repensar lo que reproducen las familias como correcto muchas veces, e intentar, aunque es difícil, ver las cosas de otra manera.

Ver en http://www.tribuna.co.cu/etiquetas/lectura/2011/julio/macho-varon-masculino.html

domingo, 17 de julio de 2011

“Macho, varón, masculino en la villa de Santiago de las Vegas”



En la foto el pelotero Armando Capiró,el escritor Julio César González Pagés, la campeona centroamericana de fondo Sergía Martínez y el pelotero Pedro Chavez durante la presentación del libro Macho varón masculino. Estudios de Masculinidaes en Cuba el sabado 16 de julio de 2011 en Santiago de las Vegas, La Habana.




Por Dayron Oliva Hernández. Red Iberoamericana de Masculinidades


La Habana/16 de julio. Como parte de las lecturas de verano propiciadas por el Instituto Cubano del Libro y el Centro Provincial del Libro, el coordinador general de la Red Iberoamericana de Masculinidades, Julio César González Pagés, presentó su aclamado texto Macho, varón, masculino: Estudios de masculinidades en Cuba, en el municipio capitalino de Boyeros.

Con sede en el parque Juan Delgado de la antigua villa de Santiago de las Vegas, y junto a glorias deportivas cubanas –convocadas para la ocasión- como Sergia Martínez, Armando Capiró y Pedro Chávez, González Pagés agradeció la invitación y refirió los motivos que impulsaron, después de 15 años de investigación, la publicación de esta, su última obra.

Con el objetivo de reflexionar sobre algunas problemáticas que inciden en la vida de los hombres e influyen en la manera de pensar la masculinidad, el también profesor de la Universidad de La Habana, expresó que el libro aborda el feminismo, la violencia, la sexualidad, la paternidad y la migración. Asimismo, destacó que Macho, varón, masculino pretende contribuir a la búsqueda de mejores relaciones de los hombres entre sí y con respecto a las mujeres, para así favorecer el camino de la convivencia y de la equidad de género.

Junto antes de la acostumbrada firma por el autor de los libros adquiridos por el público asistente y que significó el rápido agotamiento de los ejemplares puestos en venta, González Pagés creó una gran expectativa a raíz del anuncio de una próxima entrega sobre las masculinidades en Cuba: Sexo, música y deporte: ¿Cosas de hombres?.

viernes, 8 de julio de 2011

NUEVAS MASCULINIDADES EN CUBA



En la foto parte del equipo de Masculinidades en Cuba con Julio César González Pagés



Por Julio César González Pagés

El concepto masculinidad ha sido construido por tantos años que solo de nombrarlo ya connota superioridad, fuerza y violencia. En Cuba, masculinidad es sinónimo de machismo y, de hecho, el machismo implica violencia.

Tan es así, que a un hombre, para reafirmar su masculinidad, no le basta decir que es macho, sino que agrega ser varón y masculino. No cabe duda que se trata de un conjunto de ideas socio-ideológico-culturales que se han encargado de preservar la hegemonía masculina como centro de poder.

La ideología que sustenta las masculinidades traspasa, cruza los sistemas culturales, impone las políticas, las creencias y demarca todas las estructuras: sociales, raciales y sexuales, entre otras.

Además, estamos tan influenciados por la noción occidental de la masculinidad que se ha hecho evidente en la forma que se organizan las instituciones, y su reflejo se confirma con el rol masculino de proveedor económico. Los hombres son más reconocidos y de mejores salarios, aunque en la actualidad esta situación ha sufrido cambios, lo cual pone en crisis las masculinidades. En efecto, hemos visto casos donde los hombres que tienen dificultades para ser proveedores reflejan su impotencia a través del uso de la violencia familiar como respuesta a su frustración.

Ese afán de convertirse en macho desde que se nace, lo hace marcar diferencias. Asimismo, sufren buena parte de su vida, cuando no concientizan que están siendo utilizados, quedando presos de sus propios genes.

Para la presente edición de Mujeres, un grupo de jóvenes investigadores cubanos nos muestra diferentes miradas polémicas respecto a las masculinidades en Cuba, con la idea de que un mundo mejor y posible se puede construir cuando nos lo proponemos de forma colectiva

Ver http://www.mujeres.cubaweb.cu/articulo.asp?a=2011&num=547&art=21

ESTRATEGIAS PARA EL CAMBIO ¿Machismo rural cubano?




En la foto Dayron Oliva Hernández







Por Lic. Dayron Oliva Hernández

Un profesor universitario me decía, con risa, que su abuelo, oriundo de Islas Canarias, regañaba a sus animales de trabajo y la emprendía a golpes para que hicieran bien su cometido: «¡Ah!, porque jueguito conmigo, no», eran algunas de las palabras que recordaba.

Muchas historias similares podemos escuchar a diario acerca de los hombres que viven y trabajan en las zonas rurales cubanas. La manera en que se les asocia, para bien o para mal, desde la mirada popular y urbana, los describe como guajiros, rudos, fuertes, con poco nivel de instrucción, soberbios, laboriosos, etc.

Sin hábito de que se juzguen los significados de su contenido, lo cierto es que un conjunto de adjetivos relacionados con el campo, la tierra y los animales de carga todavía incide en cómo se piensa el mundo rural cubano. Así, sin que las personas se den cuenta, los estereotipos que enmarcan a los «hombres de campo» los limitan hacia una masculinidad rural rígida, que dificulta una reflexión crítica de las implicaciones de las relaciones de género entre hombres y mujeres en el ámbito rural.

Algunos especialistas señalan el carácter difícil del mundo rural para cambiar ciertas tradiciones y costumbres, más cuando forman parte de un presunto orden «natural» de las cosas. Es por eso que pensar en ese contexto acerca de cómo se definen los hombres en relación con las mujeres, pasa por cuestionarnos lo que ha significado la identificación de la masculinidad rural a las «difíciles» circunstancias de trabajar la tierra, sus actividades económicas y el manejo de los medios de producción, como los animales.

A juicio de Mavis Dora Álvarez Licea en su artículo Masculinidades cubanas: El machismo guajiro, en la sociedad rural actual persisten y se reproducen patrones culturales tradicionales, muy propios del régimen patriarcal, aun cuando las condiciones sociales, económicas y la cultura en general, de la población rural, gracias a los programas de la Revolución, han devenido una mejoría ostensible de la calidad de vida y la participación social. Su parecer establece que en la masculinidad del hombre rural cubano —típica de un modelo hegemónico—, destaca la sobrevivencia de actitudes y comportamientos machistas, en cuanto al falso derecho del dominio sobre las mujeres, las conductas violentas, el alcoholismo, los estereotipos raciales y sexistas, la homofobia, entre otros.

Una mirada desde la masculinidad y el género al escenario campesino pondría en discusión las consecuencias de las conductas machistas de los hombres, sobre todo porque haría ver cómo los actos de discriminación por género todavía existen y tienen que ver con aspectos socio-culturales derivados de la aún no extinta ideología patriarcal, de su modo de construir la masculinidad y sus incidencias en los modos de relacionarse los hombres y las mujeres.

No es dejar de ser masculinos, sino cambiar el machismo

Contrario a lo que usualmente se piensa en el entorno rural, es por razones sociales y culturales por las que se constituye el género de forma diferente según el sexo. El engaño del orden desigual entre mujeres y hombres, y la oposición de estos a aceptar que las mujeres ganen poder y protagonismo, han radicado, entre otras causas, en que se asume una «masculinidad verdadera» por argumentos biológicos que justifican la «hegemonía» de los hombres sobre las mujeres.

De ahí la importancia que tuvo la experiencia del grupo Masculinidades en Cuba, de la Red Iberoamericana de Masculinidades —cuyo coordinador es el Dr. Julio César González Pagés—, con la conferencia-taller Feminismo y Masculinidad, en octubre del año 2008, como parte de los cursos que sobre género desarrolla la Escuela Nacional de Capacitación Niceto Pérez, de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP), para funcionarios/as de esta organización.

Desmitificar creencias machistas, abordar las consecuencias del modelo hegemónico de la masculinidad, la indiscutible validez del feminismo cubano, para un ámbito donde las tradiciones patriarcales están enraizadas, si bien evidenció lo complejo que le resulta a un grupo de hombres no acostumbrados al tema cuestionar algo —la masculinidad— que no admite contradicción, por otro lado sembró la semilla de la duda y caló en ellos la necesidad de cambiar esas estructuras opresivas, para el bien de los propios hombres y las mujeres.

No obstante, debatir desde la perspectiva de género, el feminismo y la masculinidad ponen bajo sospecha aspectos que han formado parte de las costumbres rurales y de lo que a hombres y mujeres se les ha exigido ser. También reveló un conjunto de problemáticas que refieren las contradicciones y malestares que generan en lo personal, a cada uno —a decir verdad, más en los varones—, tratar estas temáticas.

Confundir el cuestionamiento de la masculinidad con la homosexualidad y el dejar de ser masculinos fueron algunas de las preocupaciones que se originaron en los hombres. Ideas erróneas que por el desconocimiento en muchas ocasiones repercuten negativamente en la real comprensión de lo que se quiere cuando se plantea la masculinidad.

Otra paradoja equívoca asociaba la pérdida de poder para los hombres con la aplicación de las relaciones equitativas entre mujeres y varones, que se ha inclinado por empoderar y reconocer el protagonismo de ellas en todos los ámbitos del país, aun cuando se señaló que una de las secuelas lamentables ha sido el ejercicio de los hombres por diversos tipos de violencia, desde la psicológica hasta la física. Asimismo, esta paradoja llevaba implícito el falso parecer, que se tiene popularmente, que el feminismo tiende a sustituir el poder masculino por el femenino, o sea, como una versión femenina del machismo en los hombres.

Las posibilidades de cambio: el caso de la ANAP

Abordar la masculinidad rural cubana, las implicaciones en las relaciones con las mujeres y las contradicciones de las formas en que se construye, sobre todo el arraigado machismo, ofrece también la oportunidad de que cambien los patrones perjudiciales, porque ha significado opresión para las mujeres y los hombres que no cumplen sus parámetros, en resumen, desigualdad y discriminación para todas y todos. Al mismo tiempo puede representar un impedimento para un desarrollo orgánico y constructivo de la agricultura cubana que propone acorde con los principios de la Revolución, el Estado y la sociedad cubana.

En la actualidad vivimos un profundo proceso de transformaciones socio-económicas del modelo cubano, que subraya la importancia estratégica de la actividad agrícola y pecuaria. Sin embargo, no se debe obviar que el modo en que hombres y mujeres han sido construidos social y culturalmente, en modelos rígidos y opuestos, puede afectar ese imprescindible proceso.

En un área que en la práctica, por su cultura y educación histórica apegada a las justificaciones biológicas, ha sido reacia —en especial en el plano de las subjetividades— a que los hombres pierdan poder y protagonismo en favor de una reasignación y empoderamiento de la mujer, hay que tener en cuenta los efectos —para bien o para mal— de un proceso de transformación socio-económica para la concepción que tienen estos varones sobre sí mismos y las relaciones de género en ese espacio rural.

Para que se tenga una idea, un análisis de la presencia de la mujer cubana en las actividades agrícolas, arrojaría, en cierta medida, la manera en que se conforma la masculinidad rural cubana y la probabilidad de revertir un orden de género basado en el machismo. Si lo socialmente aceptado alrededor de la mujer la sitúa en el entorno doméstico y familiar en un contexto de subordinación, esto no niega que existan mujeres con responsabilidades y se desempeñen en las diversas labores agrarias, a pesar de que estadísticamente haya un predominio de los hombres en todo lo concerniente al sector rural.

Cuando a finales de los años noventa del siglo pasado, dentro de las alternativas ante la crisis económica, las mujeres se incorporaron a sectores emergentes de la economía, en el que los hombres eran mayoría, como el de las campesinas privadas, llegaron a ser el 8,3 %; ya para el año 2008 representaban un 17,4 % de esta actividad económica.

Si por un lado muestra una desventaja, en cuanto a estadística, con respecto a los hombres, por otro indica el crecimiento que ha experimentado la presencia de la mujer en la práctica laboral campesina. Los desafíos —pensémoslo así— que se presentan pueden ayudar a trazar el camino para superar una brecha de género, así como un reto para los hombres y sus masculinidades de convivir en un proceso de transformaciones socio-económicas.

Asimismo, la labor de instituciones tan determinantes para la comunidad rural cubana, como la ANAP, resulta imprescindible para transformar esas estructuras subjetivas que nos atan a un pasado machista y patriarcal. La adopción de la Estrategia de Género, como parte de la voluntad política de su directiva nacional, constituye un paso —además de un ejemplo a seguir— a favor de la equidad de género, de reconocer el protagonismo y el empoderamiento de la mujer, así como de promover masculinidades no hegemónicas.

Durante el año 2005, la puesta en marcha de un diagnóstico participativo con enfoque de género, que incluyó el 50 % de todos los municipios del país, coincidió con el inicio de la estrategia, a partir de la creación de las comisiones de género a distintos niveles: municipal, provincial y nacional.

Lo que se pretendía era, entre otros objetivos, lograr una mayor incorporación de las mujeres a las diferentes estructuras productivas de la ANAP (CPA y CCS), así como fortalecer su papel incrementando su participación en los niveles de dirección y toma de decisiones; desarrollar la capacitación y la sensibilización en el tema de género a todas las estructuras de dirección, que incluía a los cuadros, cooperativistas, campesinos y sus familiares, con el apoyo de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) y la Cátedra de la Mujer de la Universidad de La Habana. A través de las Casas de Orientación a la Mujer y la Familia, se organizan conversatorios sobre temas de autoestima, igualdad, equidad, liderazgo y jurídicos, dirigidos a que el campesinado, y dentro de él las mujeres, conozca el derecho y las posibilidades que tiene al trabajo, solicitar tierra, a la licencia de maternidad, a estimulación, entre otros.

Sin lugar a dudas, el hecho de que la ANAP, en alianza con otras organizaciones, se preocupe por sensibilizar en cuestiones de género y masculinidad a toda su membresía y sus familiares, brinda un marco propicio para que líderes campesinos, ya sean hombres o mujeres, desde lo personal, lleven adelante un proceso viable de cambio de los valores patriarcales y machistas que sustentan un modelo hegemónico de la masculinidad rural cubana.

Ver http://www.mujeres.cubaweb.cu/articulo.asp?a=2011&num=547&art=20

EL MIEDO AL QUE DIRÁN. Masculinidades y sexualidad



En la foto Enmanuel George López




Por Enmanuel George López


El pronóstico para adivinar un posible tema de conversación de algunos grupos de hombres es casi infalible. El «menú» que ofrecen generalmente gira alrededor del deporte, la música o el sexo. Por lo general, estas charlas no están «condimentadas» con revelar intimidades sin despojarse de una postura etiquetada como masculina, y en relatos que no sobrepasan la mejor canción o película, el partido de fútbol más «eléctrico», o la muchacha del momento.

El ideal en estas conversaciones es exponer los valores de valentía y destreza atribuidos socialmente a la conducta masculina. El machismo, como oficialización de ese supuesto sexo superior, es defendido desde los comportamientos violentos, las palabras y frases que afiancen su hegemonía y la represión total de sentimientos, ahogando así cualquier indicio de emociones jamás concebido en un «verdadero varón».

Mi propuesta es revelar una charla entre jóvenes que pudieron apartar ese silencio y se confesaron frustraciones, preocupaciones y experiencias sobre uno de los grandes miedos que enfrentan los hombres: la sexualidad.

Fue una tarde en que solo tuvieron un turno de clases y aprovechando lo temprano que era para llegar a casa, decidieron platicar en las escaleras del Rectorado de la Universidad de La Habana. Emilio rápidamente convidó a prestarle atención a un cuento acerca de su última experiencia sexual. El mismo trataba sobre ese pretendido deber de los hombres en «quedar bien» durante el sexo y la posición elemental de dominadores o kamasutras vivientes, que no permiten en muchas ocasiones el disfrute y el placer que brinda la sexualidad.

—¡Jamás imaginé que podía pasarme! Siempre confié en mis artimañas para dejar buena impresión. Aun en los momentos más apretados, continuamente salí airoso. Pero toda hoja de árbol tiene su otoño, o todo tigre tiene esa escopeta que lo fusila.

—Quedé con los chicos del barrio en pasar el fin de semana en casa de un familiar de Celia, cerca de la costa. La festividad ameritaba la ocasión de acostarme con Amanda, la chica con la que llevaba saliendo algún tiempo y que mantenía mi mente y cuerpo ocupados en conseguirlo. No se trataba de convencerla o emborracharla para terminar en la cama, hace rato que ambos lo deseábamos, pero no teníamos el lugar ni la tranquilidad para esto. La expectativa que construimos para el anhelado momento fue muy simpática. Yo me anunciaba como un tigre, pues mi calzoncillo tenía un dibujo de semejante felino, y de ahí mi alarde previo como «el animal». La noche indicada fue el sábado, llegaba con un clima perfecto, y una habitación solo para nosotros dos.

—Honestamente, quería impresionarla, dejarla con la mejor opinión de mí sobre las «cuestiones eróticas». El instante de desnudarnos fue muy sensual y erótico, pero mi objetivo no era ese. Me sentía como si tuviese una agenda con los pasos a seguir y en la que iba anotando bien o mal mis acciones. Los besos y caricias tejieron una atmósfera de excitación enorme, pero mis ganas de hacer «el verdadero sexo» no me permitieron disfrutarlo y fueron para mí simplemente una señal para la penetración. Aquí comenzaron a fallarle los zarpazos al felino.

—¡Mi madre! ¿Qué me pasa? ¡Si en las películas lo hacen tan fácil! Simplemente no pude hacerlo. Mi cuerpo perdió el aire tal como un globo desinflado, y mi bandera blanca ni siquiera tuve que izarla, colmo fuera que se alzara ahora. El tigre había quedado disecado en una sala de trofeos. Había terminado más bien como un minino. Pasaron tantas cosas por mi cabeza, viagras, huevos de codorniz, guarapo, perlas, vergüenza. Me senté en el borde de la cama donde la oscuridad no dejaba ver mi rostro.

La confesión de Emilio impresionó al resto del grupo. Su supuesto fracaso sexual se debió en parte a la ignorancia de que el sexo existe más allá de la penetración y por la construcción de una imagen del hombre incansable y domador, vendida por el imaginario colectivo.

Su confesión albergó intimidad con el resto de los muchachos, pues contó algo que no lo pintaba como un triunfador, y eso denotó confianza, la necesaria para que Enrique hablara de un tema que lo perturbó durante su etapa en la beca. El asunto de las denominadas perlas que se colocan en el pene, que pueden llamar la atención a más de una persona, sobre todo cuando se ofertan con la intención de satisfacer a las mujeres. Lo cierto es que puede ocurrir hasta la amputación del miembro por las precarias condiciones higiénicas con que se las colocan, pero ese riesgo lo corren muchos, y otros se lo piensan bastante, como Enrique.

—En la beca, el tiempo de descanso era añorado, pero realmente poco; solo al término de las comidas y en el horario de baño, donde inmediatamente después nos ordenaban dormir.

—Había entre los socios un joven al que llamaron «el médico», porque quería estudiar enfermería. Ante tanto alboroto por la actividad sexual futura, el médico abrió su negocito de colocarles perlas a los penes de sus «compañeros de aula». Por tres CUC, tendríamos esos adornos destinados a satisfacer como nunca a nuestra pareja. El material de la perla era de acrílico, que los clientes pulirían para evitar la rugosidad. El ruido a la hora de frotar el acrílico contra la ventana o la litera era insoportable.

—El primero en ponérsela fue Elier, quien tuvo como público a casi todo el grupo, encaramados en las literas o haciendo un cordón en el pasillo. Los utensilios del «médico» eran un pomo destapado, una cuchilla y una jeringa con anestesia, ambas estériles, según él. Ya después pasaron por sus manos Leandro, el «Coti», el «Crema» y Juan Carlos.

—El dormir era interrumpido entre las campanas de «el de pie» y los gritos de los pacientes. El último en ser atendido fue el propio médico, en una autooperación que no terminó para nada como soñó. La cirugía sufrió una infección irremediable, su perla se le cayó y dejó una herida espeluznante, que lo mantuvo muchos días en extrema preocupación. Cuando no tuvo más remedio que ir al hospital, regresó con toda una lista de recetas médicas, su pene «momificado», y la amenaza de perderlo.

—Las penosas «heridas de guerra» de mis compañeros lesionados y las victorias no tan claras de los otros, me alejaron la idea casi sentenciada de ponerme una perla. No les veo otro lugar que en un collar o dentro de las ostras en el mar, y mi empeño que sea el de recurrir a otros métodos para brindar y recoger el placer en el amor.

El tamaño del pene, las erecciones, el sexo, son temas que no son profundamente abordados por el temor de verse afectada la masculinidad y dejar la impresión de inexpertos. Precisamente este temor afecta la comunicación de los hombres, y es un listón a saltar.

http://www.mujeres.cubaweb.cu/articulo.asp?a=2011&num=547&art=24

DEPORTE Y VIOLENCIA. Reflexión acerca de una experiencia capitalina


Equipo de futbol de la Facultad de Filosofía, Historia y Sociología.






Por Carlos Ernesto Rodríguez Etcheverry


La peña deportiva Parque Central, en la capital del país es, sin discusión alguna, una de las plazas públicas de socialización de la masculinidad hegemónica más importante en la actualidad. Posee un incalculable valor histórico-cultural, que goza de una fuerte tradición en la sociedad cubana como espacio de intercambio de significados, percepciones y códigos específicos entre hombres aficionados al béisbol, los cuales coinciden con los rasgos del patrón de comportamiento masculino hegemónico legitimado socialmente en Cuba.

Así lo corroboran las técnicas de investigación aplicadas durante esta pesquisa y el proceso de observaciones no participantes y participantes que se realizó en el lugar, durante casi un año de trabajo.

Este espacio público no constituye, solamente, un sitio donde acuden hombres a debatir de pelota u otros deportes, sino que se discute una infinidad de temas sociales que demuestran la necesidad que sienten de polemizar todo tipo de cuestiones que se vinculan directamente con sus vidas y con el resto de la sociedad cubana. En este sentido, creemos que es un espacio de realización individual y colectiva, así como de reafirmación de la masculinidad hegemónica en tanto expresión social.

Un promedio estimado de 80 aficionados se dan cita diariamente. La gran mayoría asiste por las tardes, horario donde se originan los debates más intensos y productivos, debido a la gran afluencia de personas que van saliendo de sus centros de trabajo o estudio.

La composición sociodemográfica del grupo de aficionados de la peña deportiva Parque Central, es variada y, a la vez, homogénea. Se observa gran diversidad en cuanto a las edades; mas lo semejante se percibe en que este es un grupo, por lo general, de hombres. La composición «racial» se caracteriza por un fuerte predominio de negros y mestizos, en comparación con los blancos. Este elemento no tiene que ver con problemas raciales dentro del grupo social, ni con el estereotipo de que los negros y mestizos demuestran más gusto por el béisbol, y por eso acuden en mayor número a la peña, sino que esta última está enclavada entre dos municipios (La Habana Vieja y Centro Habana), donde casi el 50 % de su población es negra y mulata, a juicio del historiador Félix Julio Alfonso López.

Los niveles escolares de sus integrantes oscilan mayoritariamente entre noveno y doce grado, con un alto por ciento de aficionados de nivel técnico medio. La mayor parte de estos está vinculada al trabajo y/o estudio, así lo evidenciaron las técnicas aplicadas. La presencia de aficionados asiduos, con un nivel escolar universitario, no es constatable en igual medida. Mientras, el rango de edad se extiende aproximadamente desde los 24 hasta los 80 años, con predominio entre los 30 y 50 años.

Violencia de género y béisbol: ¿se dan la mano?

Los debates acerca del béisbol que sostienen los aficionados en este espacio público son intensos, apasionados y caracterizados por una constante agresividad y violencia psicológica. Se constató que mantienen entre sí «buenas» relaciones, sobre la base del respeto; pero esto no significa que no se muestren con una actitud ofensiva y defensiva ante los criterios de otros.

Para debatir cualquier cuestión relacionada con el béisbol, exaltan sus emociones y exteriorizan rasgos masculinos hegemónicos. El querer imponer sus criterios por encima de los demás, la fuerte carga de violencia que lleva implícito lo que dicen, evidenciada por la manera en que se comportan: gritos, ofensas verbales, gestos con las manos y el cuerpo, que indican rivalidad con otros hombres, son algunos de los más comunes.

Los mismos aficionados son los que consideran que el béisbol es un deporte que genera violencia, debido a que es un juego de competencia y enfrentamiento entre hombres. De esa forma asocian el hecho de ser hombres con el ejercicio de la violencia, como si fuera un fenómeno natural.

Esta constante violencia y rivalidad, se debe señalar, no tienen su explicación en fenómenos naturales. Están dadas por la reproducción de estereotipos sociales que las legitiman, como los comportamientos relacionados con la masculinidad hegemónica. Esta tipología de las masculinidades se socializa todo el tiempo en la peña.

Durante los debates diarios, los aficionados se conducen, al menos en apariencia, de acuerdo con las reglas o exigencias de un patrón de conducta masculino que se refiere concretamente al comportamiento masculino violento, agresivo, machista, rudo, mujeriego y dominante.

El deber ser…

Para este grupo, los aficionados al béisbol deben ser «hombres de verdad», demostrar que saben de pelota y discutir todo el tiempo sin dejarse derrotar, cuando se rivaliza con otro aficionado. Esto denota que la masculinidad es, para ellos, una conducta que está configurada por la tradición y el sistema patriarcal de relaciones sociales imperante en la sociedad cubana. Esta se distingue, entre otras cosas, por no permitir que otro hombre te hable en voz alta, gesticule frente a tu rostro o pretenda destruir tus valoraciones para hacerte «quedar mal» ante otros.

En otras palabras, se trata de una interminable competencia para probarse a sí mismos y demostrar, ante los demás, que gozan a plenitud de virilidad y hombría. Ese afán de no dejarse vencer en una simple discusión sobre pelota, describe la presencia de otra de las características de la masculinidad hegemónica.

El hecho de que sea visible la constante exteriorización de determinados rasgos de la conducta por parte de estos aficionados durante los debates sobre béisbol, como aparentar ser fuertes, capaces de sostener una discusión con otro u otros aficionados, demostrar control y superioridad en la situación, mantener una actitud de intimidación psicológica para con el resto de los aficionados; la virilidad, el carácter recio e intolerante, el saber darse a respetar, alardear todo el tiempo acerca de hazañas personales, ingerir bebidas alcohólicas, proferir palabras obscenas, mostrar insaciable sed sexual por las mujeres y manifestar una actitud represora hacia ellas y hacia los homosexuales, nos permite concluir que en este espacio público urbano se socializa el patrón hegemónico de comportamiento masculino.

Para los integrantes de la peña existe una estrecha relación entre los aficionados y las características del béisbol, ya que este último condiciona a sus seguidores que socialicen de acuerdo con los requerimientos del patrón de comportamiento de la masculinidad hegemónica. El béisbol en Cuba se juega fuerte, agresivo, a ganar «destrozando» al rival y precisamente es lo que hacen los aficionados de la peña Parque Central cuando debaten.

Los jugadores cubanos de béisbol son símbolos de la masculinidad hegemónica para los aficionados. Mientras más machista, tosco, varonil, violento y habilidoso sean durante el juego de pelota, más aceptación ganan entre estos. Precisamente ellos tratan de cumplir con este esquema que configura la dinámica del béisbol en la sociedad cubana, y lo logran. Todo esto no hace más que obligar a los jugadores y aficionados a cumplir con un patrón masculino hegemónico, determinado por todos los elementos que se han enumerado.

El béisbol, amén de constituir nuestro deporte nacional, influye, en calidad de fenómeno social, en la manera de pensar, de actuar, de millones de seguidores en el país. Condiciona, sin dudas, directamente a todos los que se consideran sus fervientes admiradores.

Más estudios sobre este tema en nuestra sociedad pueden contribuir a validar el hecho de que para ser aficionado al béisbol, no hace falta extralimitar nuestra masculinidad y reducirla a simples comportamientos en el ámbito público, solo para ser socialmente aceptados y evitar posibles exclusiones.

Creemos que en Cuba tenemos que estimular la elaboración de trabajos acerca del tema de las masculinidades. Existen muchos grupos de hombres que socializan a diario sobre diversos temas sociales y que pueden ser abordados desde la sociología. Si llevar a cabo estudios sobre mujeres es importante, la realización de estudios sobre los hombres y sus masculinidades es también indispensable. Nuestra historia ha sido –aún está siendo- construida en gran medida por hombres, seres humanos que también tienen derecho a enfrentarse a los arraigados patrones obsoletos y tradicionalistas como los prejuicios sociales que existen alrededor de las masculinidades. Si no empezamos por tener al menos la intención de desmontar algunos pensamientos machistas y patriarcales, nunca seremos capaces de conocernos a fondo

Ver http://www.mujeres.cubaweb.cu/articulo.asp?a=2011&num=547&art=22

domingo, 17 de abril de 2011

Aprendiendo a ser “macho”


En la foto el profesor Julio César González Pagés con el joven gaitero Wilber Caselt participante en la campaña de jovenes contra la violencia de género de la Red Iberoamericana de Masculinidades




Por Kalika Kofi

Somos machistas porque lo aprendimos”, afirma Julio César González Pagés.

Precisamente el mes de marzo, cuando el mundo entero celebra a la mujer, Somos Jóvenes (SJ) convino en hablar de machismo.

“Es buena idea —afirmó Julio César González Pagés, historiador, Máster en Estudios de género y coordinador de la Red Iberoamericana de Masculinidades—, esta es una ideología que igualmente atraviesa a las mujeres; también ellas educan en preceptos machistas a sus hijos, y hasta exigen hegemonía de sus cónyuges”.

SJ: ¿Habla de mujeres machistas?

“Mas no digo que sean las culpables; el fenómeno pervive por una complacencia social de hombres y mujeres, es tan aprendido como la violencia, y se repite desde la educación y la cultura. Por eso advierto del riesgo de querer ser modernos.

“Recuerdo que en una de las emisiones de El triángulo de la confianza, el programa del Canal Habana, participé junto con otros invitados. Uno de ellos expresó: ‘Es que a los jóvenes les gusta la violencia...’ Los líderes de opinión deberíamos enfrentar tales criterios”.

SJ: Así cualquiera diría que la juventud “pide” machismo…

“O que está condenada a él. Pero el machismo, insisto, es una ideología que nadie elige; es él quien nos aborda y atrapa con sus múltiples caras y coerciones. Las mujeres lo reproducen desde que llaman ‘cazuelero’* a quien se entromete en los asuntos domésticos.

“Muchas sueñan con mundos utópicos, pero en la práctica, al educar a sus hijos, les piden al niño que se comporte como un ‘machito’… Jóvenes me han dicho: ‘En mi casa no puedo ser amable ni pasármela leyendo: mi mamá teme que sea gay’ ”.

SJ: ¿Cómo explicar semejante aprensión?

“La homosexualidad demerita la masculinidad hegemónica. Según el machismo, el antagonista del ‘macho‘ es el afeminado; la cultura patriarcal no sabe discriminar, para ella quien no es vaquero es ‘mariquita’. Esta también es una forma de devaluar la ‘hembra’: lo afeminado se refiere a los gestos o actitudes propios de mujer; en el patriarcado lo femenino, o no tiene valor, o es secundario”.

SJ: A propósito de la sexualidad, el modelo supone que los varones sean expertos en el tema.

“Y la sola posibilidad de salir con una amiguita angustia a los adolescentes. Luego, la idea de sexualidad reinante entre ellos se reduce a la masturbación y la penetración. Así se sienten inseguros con el tamaño del pene; creen que mientras más grande mejor. La verdad permanece oculta; por no quedar en entredicho, el tema es tabú; cuando hablan entre sí, por lo general se refieren a un sexo exitoso y violento: ‘La tiré, la viré, la giré’. Son angustias supeditadas a la necesidad protagónica del ‘macho’ ”.

SJ: Entretanto, ¿qué sucede con el hombre adulto?

“Lo triste es que pensemos que es feliz debiendo ser hegemónico. La sociedad le exige que sea proveedor, es decir, que tenga éxito económico. Y si no lo logra, o si por necesidades de salud, deja el trabajo y su familia pasa a mantenerlo, entonces es un vago. El temor a la ‘devaluación’ empuja al hombre a una lucha por la hegemonía donde todo vale, incluso tumbar al compañero”.

SJ: Al machismo, ¿deberíamos revirárnosle?

“Los procesos tendrán que ser más orgánicos; no serán los decretos quienes borrarán los prejuicios; contamos con fabulosas leyes, pero desde la educación y la cultura seguimos reproduciendo fobias y conceptos ambiguos. No es ‘admitir’ o ‘tolerar’; quien termina aceptando, primero pensó en ser hegemónico. Debemos aprender a convivir con los demás, se trata del derecho a la diversidad, prerrogativa de todo ser humano”.

SJ: Las instituciones culturales, ¿tienen la responsabilidad de evitar dicha reproducción?

“Son responsables todos los entes educativos, desde la familia y la escuela hasta la comunidad, pero solemos imputarles la obligación a las instituciones culturales: Olvidamos el compromiso que tendrían con ella organizaciones políticas como la UJC, y estudiantiles como la FEU, la FEEM y la OPJM.

“Masculinidad hegemónica se nombra en América Latina al machismo. Al llamarlo así le restamos fuerza política, pareciera que no podemos contrarrestarlo por ser una cuestión cultural. ¡No! Somos machistas porque lo aprendimos, pero eso puede revertirse instrumentando políticas educativas y culturales.

“Hoy tenemos la Red Iberoamericana de Masculinidades, tejido que une a 28 países. Una de sus convocatorias más singulares es la de Hombres contra el machismo, o sea, hombres contra la masculinidad hegemónica”.

SJ: ¿Desde qué bases se establece la hegemonía?

“Decimos ‘masculinidades’ para significar los modos de vivir la masculinidad; en uno mismo convergen varios. Con todo, la hegemonía se funda en condiciones devenidas jerarquías: hombre, blanco, heterosexual, bien remunerado, citadino, y si es joven mejor. Así se erige el predominio, inclusive entre los propios hombres”.

SJ: ¿De qué manera neutralizar las preeminencias?


“Repito una vez más: ¡desde la educación y la cultura, y a largo plazo! No es un influjo inamovible, ni está dictado por la genética o la biología, sino por el género. Los estudios de género, nacidos en los años 60 del pasado siglo, nos permitieron definir la masculinidad como una construcción sociocultural: el género masculino se vive de una forma en La Habana, y de otra, por ejemplo, en Ciego de Avila o Santiago de Cuba”.

SJ: ¿Cuáles son los entes socializadores machistas?

“En general los hombres no hablan de temas íntimos: Los cuatro grandes socializadores de los ‘machos’ son: sexo, deporte, música y bebida. Quien no sea mujeriego desentona; también son devaluados los ‘antideportistas’, los ‘patones’ ** y los abstemios”.

SJ: Existe voluntad para el cambio, mas pesa la resistencia.

“Convivo con la resistencia todo el tiempo. Cuando en 1996 volví a La Habana procedente de Nueva York, donde hice la Maestría en Estudios de género, alguien me interpeló: ‘¿No crees que esos estudios son un poco raros?’, me dijo con retintín, dando a entender que eran cosas del imperialismo. Y yo: ‘¿Tú sabes lo que es género?¿Cómo identificas al enemigo sin conocerlo? ’. Y es que también existe el miedo a lo desconocido, miedo que vacilamos en desafiar porque la masa, los otros, no nos secundan”.

SJ: Llegamos al miedo. Nos gustaría salir al amor.

“Muchas jóvenes sueñan con un príncipe azul que se encarna en el ‘macho’ y erigen sus anhelos en la tesis de la media naranja. Nombrar así a la mujer o el hombre de una pareja, al uno respecto del otro, supone que, por la referida hegemonía, la compañera se pliegue a su compañero.

“Gracias a la complacencia social, el hombre, ¡en nombre del amor!, termina violentando a la mujer”.

SJ: ¿Será posible encontrar alguien que no sea machista?

“Es difícil. El mundo es patriarcal y la ideología, machista. Este debería ser tema permanente en la agenda de Somos Jóvenes; el machismo genera violencia, inequidad, desigualdad, y es alarmante que cada vez con más frecuencia las propias muchachas sean sus depositarias. ¡Ojo! Revelar dicha verdad no debe asustarnos: de no admitirla, jamás ganaremos la acción”.


* En Cuba, hombre entrometido en los asuntos domésticos.

** Así se le dice en Cuba a la persona que no sabe bailar.

http://www.somosjovenes.cu/index/semana221/macho.htm

viernes, 15 de abril de 2011

“Masculinidades desde pastos y forrajes”


El Dr. Julio César González Pagés durante la presentación del libro Macho, varón, masculino. Estudios de Masculinidades en Cuba en la comunidad matancera de Indio Hatuey.



Por Dayron Oliva Hernández. Red Iberoamericana de Masculinidades.

Perico/Matanzas, 12 de abril. Como parte de las actividades en ocasión del cincuenta aniversario de la creación de la Estación Experimental de Pastos y Forrajes “Indio Hatuey”, ubicado en el municipio matancero de Perico; el Dr. Julio César González Pagés (coordinador general de la Red Iberoamericana de Masculinidades) realizó una presentación especial de su última obra Macho, varón, masculino: estudios de masculinidades en Cuba, que salió a la luz con gran éxito durante la pasada edición de la Feria Internacional del Libro.
En el centro de investigación de referencia nacional e internacional, que también dedica esfuerzos por el aseguramiento de sistemas de alimentación sostenibles para rumiantes, su director Giraldo J. Martín Martín agradeció a González Pagés la oportunidad para los trabajadores/as y profesionales de las ciencias agrícolas de debatir sobre aspectos importantes de la cultura y la sociedad como el tema de la masculinidad.

Por su parte, el autor de Macho, varón, masculino… expresó las razones que motivaron la presentación en ese emblemático lugar para las ciencias agrícolas cubanas, de incluir el ámbito rural y poner a discusión el machismo tan arraigado en la sociedad. Agregó que el título resultó provocador, porque además de ser una reafirmación del modelo de masculinidad hegemónica, ha sido una tríada popular de identificación para los hombres cubanos.

Como resumen de más de diez años en experiencias alrededor del estudio de las masculinidades, a través de talleres, conferencias y seminarios, señaló que el libro era una necesidad, pues toca aspectos vulnerables, inquietudes y problemáticas que envuelven las masculinidades para los hombres. En este sentido, refirió cada una de las temáticas que se abordan en el libro como el feminismo, la violencia, la sexualidad, la paternidad y la migración.

Acerca de la importancia de tratar cada uno de los aspectos estructurales del libro, González Pagés indicó las consecuencias para los hombres del modelo machista, como en la salud, en la violencia hacia las mujeres, en los miedos al cambio, en la “honra masculina”, en los homicidios, en la obsesión por el dinero, del desempleo e incumplimiento del tradicional rol de proveedor, etc. En su criterio, como las sociedades van más rápido que las ciencias sociales, significaría un gran paso que hombres y mujeres participen del diálogo en la comunidad sobre estas problemáticas, desde lo personal: “Hay que lograr que la agricultura sea sostenible en el plano humano”, subrayó.

Por otro lado, con una proyección hacia el futuro junto con la idea de aprovechar las nuevas tecnologías, el coordinador general de la Red Iberoamericana de Masculinidades destacó que Macho, varón, masculino…es una apuesta al cambio para los más jóvenes. Subrayó que es un libro para todas las edades, pero en especial para los menores de 25 años. No solo expuso su voluntad profesional que ha implicado a estudiantes de la Universidad de La Habana en los estudios de masculinidades, sino que reveló una compilación de 69 materiales audiovisuales, muy útiles para el tratamiento de las masculinidades desde múltiples dimensiones, producido por la propia Red Iberoamericana de Masculinidades, y que fuese realizado en su mayoría por alumnos sin formación cinematográfica de la Facultad de Filosofía e Historia de la Universidad de La Habana.

A raíz del interés general que despertó en la audiencia y el debate suscitado, González Pagés insistió que la obra presentada persigue el objetivo de reflexionar sobre las masculinidades en los hombres, debido a que es un tema cultural, fruto del aprendizaje, para lo cual la educación es una vía de cambio: “Los hombres no deben dejar de ser masculinos, sino lo que debería cambiar son las estructuras e ideologías machistas que generan violencia”, concluyó.

domingo, 6 de marzo de 2011

ENTRE PÁGINAS DE MASCULINIDAD



Actor mimo con ejemplar del libro Macho varon masculino de Julio César González Pagés




Por Ignacio Cruz Ortega
idcruz@enet.cu
CMBF Radio Musical Nacional, 2010

El universo que la literatura ha podido desarrollar, entre todas sus formas, desemboca en las más disímiles riquezas generadas por el pensamiento y la actuación del variopinto universo de criaturas con que se pobló el mundo de las letras.
En ese entramado de personajes, reales o imaginarios, la mujer de carne y hueso se vio arropada de dicotomías y adversidades con que las vistieron la mar de páginas.
Más allá de cualquier ficción posible, aunque partiendo de sumas semejantes, Julio César González Pagés (La Habana, 1965) logró su Macho, varón, masculino. Estudio de masculinidades en Cuba (Editorial de la Mujer, 2010), presentado en el contexto habanero de la 20ª Feria Internacional del Libro.

El volumen, desde el comienzo, motiva a los lectores hacia posibles descubrimientos relacionados con modelos hegemónicos sexistas establecidos por la tradición en la Isla; de manera que –hombres y mujeres- puedan sentirse atraídos hacia circunstancias de las cuales forman parte, al unísono.

Partiendo de una aclaratoria Introducción que revisa la historicidad del tema, el estudio de González Pagés va más allá del enfoque docto con que inició el texto; llevando inmediatamente, y a través de un lenguaje llano, a esos descubrimientos anunciados.

Encontraremos –asombro de por medio- la imagen varonil con que José Martí describió a la camagüeyana Gertrudis Gómez de Avellaneda, o la preocupación moralizante impresa en el periódico independentista Patria, ante renovaciones femeninas decimonónicas.

De aquella época González Pagés rescata a la emigrada Quirina Martínez, perteneciente a uno de los clubes patrióticos de mujeres en los Estados Unidos, criticada por montar bicicleta, cortarse el pelo y fumar cigarrillos en público*.
Mientras, siguiendo el curso inicial de su Estudio…, devela como real a la célebre Titina –protagonista de una anónima y olvidada canción popular- quien fuera la gallega Antonia Martínez, citándola como probable primera mujer en hacer uso de la bicicleta en Cuba, a fines del siglo XIX.

El autor se sirve de aquellas situaciones pretéritas en su interés por destacar el androcentrismo social prevaleciente en la Isla, al tiempo que repasa el curso del movimiento feminista y los cuestionamientos que originó aquel en los ya lejanos años veinte del siglo pasado.

Esa forma anecdótica asumida por Julio César González Pagés alcanza, para bien, los restantes capítulos del libro; que, matizados por enfoques didácticos –que no dogmáticos-, transita por asuntos relacionados con la violencia, la sexualidad, la paternidad y, hasta la migración de gallegos y canarios; centralizados por el egocentrismo masculino con sus estereotipos patriarcales.

Aún cuando las páginas regresen historias pasadas, está de más –entonces- pensar que con los cambios vividos en el país, se desterró el machismo contrario a la igualdad de hombres y mujeres pensada en beneficio social.

Lo hace valer el autor en el capítulo que dedica a la violencia, asignada socio- culturalmente a los hombres en el decurso de la historia con sus apelativos de duro, fuerte o macho; y el la legitimada honra masculina, enunciados entre acciones del pasado y el presente, para concretar comportamientos violentos como reafirmación de la masculinidad: una condición que se le impone a los hombres.

Con tan evidente atención historicista y alcanzando evidencias de actualidad, Macho, varón, masculino converge en arraigos que se transformaron siendo perdurables, cual vigencia en el país, no ajeno –por su inserción- a similares expresiones en el mundo.
Va de un tiempo a otro y, de tal manera, González Pagés puntualiza y generaliza en su Estudio…, hasta hacer del libro una atención valiosa sobre qué distinto se pudo ser y cuánto falta por cambiar y concretar en un universo de equidades comunes en el transcurso de los tiempos.

* Las cursivas son textuales de la edición.
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és

Género: De masculinidad y discursos mediáticos, para incitar debates




Panel de presentación integrado por Cristina Fraga, Isabel Moya, Julio César González Pagés, Regula Baebler, y Yonnier Angulo



Por Amelia V. Roque (Prensa Latina *)

La Habana, (PL) Dos títulos que tratan temas medulares de género, uno acerca de los estudios de masculinidades en Cuba y el otro sobre el discurso en los medios de comunicación, fueron presentados en la XX Feria Internacional del Libro de esta capital.

Uno de estos cuadernos, "Macho, varón, masculino: Estudios de Masculinidades en Cuba", publicado por la Editorial de la Mujer y dado a conocer en el Pabellón Cuba, en esta cita cultural, es el resultado de un empeño que por años el Doctor Julio César González Pagés ha llevado adelante en el campo investigativo.

Regula Baebler, directora residente en Cuba de la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación (COSUDE) -entidad que apoyó la publicación de este título-, se refirió a los conceptos claves manejados por el autor.

Tales concepciones vienen ilustradas con situaciones vividas pues González Pagés -que se desempeña como profesor de la Facultad de Filosofía e Historia de la Universidad de La Habana y coordinador general de la Red Iberoamericana de Masculinidades- resulta una persona bien anclada en la realidad actual, indicó la experta.

En la lectura nos damos cuenta que este libro recopila ante todo un número impresionante de hechos históricos, dijo Baebler, quien justipreció la necesidad de cambios en las relaciones de poder entre hombres y mujeres.

"Para COSUDE, Julio ha sido y es un invaluable aliado en esta aspiración", afirmó.

Cree que la igualdad de oportunidades para mujeres y hombres depende tanto de ellas como de ellos, y que sin equidad todas y todos nos privamos de oportunidades para crecer, manifestó.

Yonnier Angulo Rodríguez, joven investigador de la Red Iberoamericana de Masculinidades, destacó que el recorrido ofrecido por González Pagés a través del libro se convierte en una aventura llena de descubrimientos en torno a aspectos quizás nunca antes cuestionados.

Con 136 páginas, dividido en cinco capítulos, la obra tiene entre sus principales objetivos dinamizar el debate así como revertir --al visualizar temáticas como feminismo, violencia, sexualidad, paternidad y migración-- los modelos hegemónicos de la masculinidad, los cuales tanto afectan socialmente, señaló.

Subrayó Angulo que si hasta este momento las Ciencias Sociales en Cuba carecían de una sistematización acerca de estos estudios, González Pagés --consultor de la Organización de Naciones Unidas (ONU) para temas de masculinidad y violencia en América Latina--, llega a solventar este déficit.

Referencia de primer nivel

El otro de estos títulos, "Sin contraseña. Discurso mediático y trasgresión", de Isabel Moya Richard, fue editado por la Asociación Española de Mujeres Profesionales de los Medios de Comunicación (AMECO) y dado a conocer en La Habana por Cristina P. Fraga, presidenta de la entidad.

Las propuestas de Moya --periodista, investigadora, profesora titular adjunta de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana, quien dirige la Editorial de la Mujer, de la Federación de Mujeres Cubanas-- marcan referencias de primer nivel para quienes apostamos por el estudio y la divulgación de una comunicación no discriminatoria, definió Fraga.

Precisó cómo este libro combina los dos aspectos que deben de dirigir cualquier estrategia de cambio: el del pensar y el del hacer, en artículos fundamentados "en un sagaz análisis de las pautas por las cuales optan --y mediatizan-- los medios", y concatenados de tal manera que se convierten en un todo.

Fraga significó que la autora, experta del Instituto para el Empoderamiento de las Mujeres del Movimiento de Países No Alineados, aporta con este título un sólido estudio que trasciende no solo la esfera profesional, sino el estricto ámbito del género para llegar con solvencia a reclamar el interés general.

"Recomiendo dejarse cambiar por este libro", alentó Baebler a propósito de "Macho, varón, masculino; sugerimos nos acompañéis en este subversivo viaje --la lectura de "Sin contraseña" muestra otra realidad posible desde la teoría a la acción, recomendó Fraga. Ambos títulos apuntan a que rectificar la mirada es viable.

(*) La autora es editora de la Redacción de Servicios Especiales de Prensa Latina.
Ver en: http://www.prensa-latina.cu

martes, 22 de febrero de 2011

“Masculinidad, audiovisuales y medios de comunicación”


A propósito del Taller sobre Masculinidad y audiovisuales y la presentación de videos promovidos por la Red Iberoamericana de Masculinidades.

Por: Dayron Oliva Hernández. Red Iberoamericana de Masculinidades

La Habana, 15 de febrero. Como parte de la nueva edición del Diplomado en Género y Comunicación, del Instituto Internacional de Periodismo “José Martí”, el Dr. Julio César González Pagés (coordinador general de la Red Iberoamericana de Masculinidades) ofreció un taller acerca del aprovechamiento de las nuevas tecnologías digitales y el trabajo educativo en torno a las masculinidades a través de la realización de audiovisuales. Motivo por el cual, se presentaron una serie de materiales elaborados y promovidos por la Red Iberoamericana de Masculinidades, principalmente por jóvenes estudiantes de la Facultad de Filosofía e Historia de la Universidad de La Habana, pertenecientes al equipo Masculinidades en Cuba.

González Pagés, al exponer la experiencia de la Red Iberoamericana de Masculinidades, refirió la significación de inmiscuir a jóvenes, aunque no sean realizadores profesionales, en la producción de audiovisuales, con el objetivo de asumir y trasmitir nuevos discursos que busquen desmontar estructuras, estereotipos, discriminaciones y modelos violentos que tienen que ver con la masculinidad hegemónica que reproducen muchos medios de comunicación a nivel mundial.
“Estos son temas sensibles. Hay que hacer un frente unido, ocuparse en vez de preocuparse. Es importante el trabajo con audiovisuales. La motivación en los jóvenes, es una apuesta a largo plazo”, expresó.

Al distinguir la variedad de medios comunicativos y audiovisuales como la radio, la prensa, la televisión, etc.; González Pagés señaló que se debía tener en cuenta otros medios como productos audiovisuales: la música y los videos clip, las novelas, las películas, los deportes, por su influencia en la reproducción de modelos dicotómicos de género, y en especial de masculinidades. En este sentido, presentó los resultados de trabajos en colaboración con Honduras y el UNFPA en ese país.

Entre los audiovisuales que más llamó la atención estuvo Triscornia, de Yonnier Angulo Rodríguez, quien dio una explicación sobre el contenido y su rodaje, en torno al campamento de control migratorio que con ese nombre funcionó en La Habana y por donde pasaron muchos hombres y mujeres que venían a Cuba para salir adelante; y que inmiscuyó a once jóvenes estudiantes e integrantes del grupo Masculinidades en Cuba.

Asimismo, como un aporte a la Editorial de la Mujer, y con la intención de aprovechar las tecnologías digitales, González Pagés destacó el proyecto de rescatar las revistas femeninas cubanas que circularon durante el periodo republicano de la primera mitad del siglo XX. Integrado por un equipo a cargo de estudiantes de la Facultad de Filosofía e Historia de la Universidad de La Habana, se indicó la importancia de rescatar esos imprescindibles documentos para visualizar la historia de mujeres, como La Mujer Moderna, entre otras.

Masculinidades y audiovisuales: desmontando la pirámide desde abajo


Por Susana Méndez.

Como parte del programa del Postgrado Género y Comunicación que se realiza en el Instituto Internacional de Periodismo José Martí, desde el pasado día 8, en la tarde ayer se llevó a cabo el Taller masculinidades y audiovisuales.

Esta acción fue liderada por el Doctor en Ciencias Históricas Julio César González Pagés, quien accedió a comentar sobre las características de los talleres de masculinidades que coordina la organización que representa y en especial acerca de éste, dedicado a la producción audiovisual.

¿Cómo surgen los primeros talleres?

Surgen cuando vemos que los más jóvenes necesitan de nuevas formas de comunicación que no sea lo escrito, sobre todo porque los talleres los comenzamos con estudiantes del área de las Ciencias Sociales y ahí empezamos a trabajar con los programas nuevos que existen y con las posibilidades de instrumentos que brindan las computadoras y ahí nació el primer taller en el año 2007 en Cuba y empezó un movimiento en el que al principio eran muchos; hoy casi todos hacen grupos de dos y tres y realizan videos y hemos logrado que en la facultad, no solo los muchachos que pertenecen a la red, sino el resto de los estudiantes como trabajo final hagan audiovisuales, por lo que se han convertido en talleres de comunicación audiovisual constante durante todos los semestres.

Alguien me decía que ya podíamos hacer una muestra de audiovisuales de los estudiantes de las Ciencias Sociales y le tomamos la palabra y la vamos a hacer en marzo como parte de la jornada científica de nuestra facultad.

De esa experiencia primera tenemos videos que la propia televisión nos está pidiendo como el Canal Habana, Tele Cristal, para campañas específicas como las realizadas contra la homofobia y la violencia y eso nos llena de satisfacción porque no era el objetivo inicial que entraran los videos en los grandes medios, pero creo que cuando existe el empeño, la voluntad, la vocación y la ideología, para abordar las temáticas, muchas personas confían en ese discurso y se abren los caminos porque esas personas lo necesitan ya que no estamos hablando de algo ajeno a lo que encontramos en la familia o en el vecindario y las personas requieren de un discurso de cambio en estas temáticas, no creo que sean las instituciones solas las que logren remover estas estructuras arcaicas, si no las personas, las comunidades y los centros unidos a estas instituciones que pueden ofrecer los medios, los espacios y yo creo que esto ya está pasando y me siento muy optimista.

¿Cuál es el objetivo de los talleres?

El objetivo de estos talleres sobre el tema de masculinidades es llevar a la práctica mucho de lo que habíamos planteado como teorías y sobre todo crear instrumentos de trabajo para hacer comunicación pero no solo como hacen los grandes medios, la televisión, la radio, los rotativos, sino también desde la educación, poder trasmitir que todos comunicamos, por ejemplo, cuando hacemos un pequeño video casero; hoy en día es muy usual, que una forma de comunicar sea a partir de la fotografía porque se ha digitalizado, debemos analizar entonces qué retratamos, qué vemos, con qué visión lo hacemos, con qué intención, desde qué posición.

Creo que esto que le hemos enseñado a nuestros estudiantes nos permite un primer objetivo, si logramos crear entre las nuevas generaciones productos menos sexistas esto ayudará a desmontar esa educación patriarcal que recibimos de casi todos los medios, formales e informales, yo creo que ese es el objetivo uno cumplido.

¿Cuál es el camino futuro?

Como meta futura nos plantearíamos que no sea solo un trabajo de Cuba porque en este postgrado tenemos estudiantes de varias zonas de Iberoamérica y yo creo que una de las cosas que más impactó fue la juventud de muchas de las personas que se involucran en el trabajo de la Red Iberoamericana de Masculinidades por una simple razón, sabemos que en los jóvenes de hoy en día está depositado el futuro del mundo; yo pienso que el futuro de Cuba, en cuanto a los trabajos de géneros, está en nuestras universidades y yo, para darte un mensaje optimista, estoy muy feliz de que muchos de ellos ha apostado por este tipo de cambio.

¿Qué aporta este taller a la batalla por la comunicación de género?

Yo creo que el taller permitió, sobre todo de cara al futuro, dar las bases para desmontar también las hegemonías de las masculinidades sobre los medios de comunicación, sabemos que éstos son liderados por hombres y nosotros estamos desmontando la pirámide desde abajo, desde la gran masa donde todos somos comunicadores, desde cualquier medio, porque podemos utilizarlos todos, como el Facebook, porque por ejemplo creamos un facebook de masculinidades, bajamos de You tube, música no sexista y como linkeamos a tantas personas podemos compartir información, tener debates, etc.

Sabemos que en Cuba tenemos muchas dificultades con las conexiones pero las personas que podamos acceder, debemos hacerlo; siempre pienso que no podemos decir no y utilizo muchísimo la frase no preocuparse sino ocuparse.

Nosotros podemos ocuparnos desde el puesto que tenemos y creo que cada medio que tengamos a nuestro alcance por mínimo que sea puede llevar un mensaje de aliento. Yo siempre leo, por ejemplo, el mural de mi edificio, que lo hace una vecina y tiene desde chistes hasta los cumpleaños de mis vecinos y vecinas, referencias al stress, al beneficio de la paciencia, etc. y realmente es un medio de comunicación que leen más de 500 u 800 personas a la semana, por tanto es importante y esta es una muestra de que no se debe desechar ninguno y que no se debe dejar solo a las personas que se dedican a la comunicación la posibilidad del cambio.

Yo como profesor, desde el aula, puedo insistir e incidir en parte de la cultura del cambio y lo intento hacer, sin pensar que voy a cambiar a mi país, yo creo que cambiar a mi país en estos temas es tarea de todos y todas, no lo debemos depositar solo en una organización o en un ministerio, si no en todas las personas que podamos, por eso es tan importante que lo que hagamos, en algún sitio y muestra de eso es esta entrevista, pueda ser conocido más allá de las personas que nos involucramos directamente.

Ver en http://periodismojosemarti.wordpress.com

martes, 8 de febrero de 2011

¿MACHO, VARÓN Y MASCULINO? Entrevista con Julio César González Pagés




Por Antonio López Sánchez

Dentro de las propuestas que publica la Editorial de la Mujer en la venidera Feria Internacional del Libro, Cuba 2011, el tema de las masculinidades ocupa un importante espacio. Macho, varón, masculino, es un título que por primera vez en Cuba sistematiza científicamente los resultados de una fructífera etapa de trabajo investigativo sobre ese tópico.

El autor de este texto, el Doctor Julio César González Pagés, es uno de los prominentes estudiosos de las materias de género en Cuba. Además, a partir de su labor como profesor, ha nucleado a un grupo de jóvenes intelectuales que también centra su mirada en el análisis de las masculinidades, como parte inseparable de las investigaciones con perspectiva de género.

Para indagar sobre los motivos, contenidos y frutos que ofrece este libro, fueron nuestras páginas al encuentro de su autor. Como siempre, Julio César se muestra como un entrevistado pródigo, sin poses, con múltiples opiniones, buen humor, y siempre asentado en la solidez argumental con la que defiende sus ideas. En esta ocasión además, como buen telón final de la entrevista, nos ofrece en exclusiva adelantos de sus trabajos por llegar.

¿Cuál es la novedad este libro con respecto al estudio de las masculinidades?


En este libro, es la primera vez que se reúnen estudios sobre la masculinidad, partiendo de preceptos científicos. Es la primera sistematización que se hace de varios estudios que previamente pudieron ser trabajos de tesis o algún otro dentro de la lógica de una investigación, dentro de los foros, en fin. Aunque es un libro mío, hay trabajos que son escritos en coautoría con varios de mis estudiantes, que muchos están actualmente en la realización de sus tesis de maestría.

¿Objetivos principales, resultados palpables?


Es un trabajo hecho con toda la intención de cerrar un momento, una etapa de la labor de un grupo de estudiantes que yo he liderado y que por supuesto dará paso a la otra etapa.
Nuestro país podrá contar entonces con estudios más específicos en temas más particulares. Ahora la intención era enunciar en un todo un trabajo ya hecho, desde jornadas, desde talleres y otros espacios. Lo que sí existía, incluso la Editorial de la Mujer tiene participación vital en esto, es una serie de acercamientos desde el periodismo, desde enfoques investigativos o entrevistas, pero no con la lógica de una investigación.

Por eso decimos que este libro es el primero, con la lógica de una investigación, que reúne lo que es la masculinidad como concepto teórico, como metodología cercana a los estudios de género. El aporte que le podemos hacer a la sociedad es crear indagaciones y acercamientos cubanos a la temática. No es reproducir, como se hace en otras áreas, investigaciones de académicos extranjeros. Este libro responde a una mirada cubana de las masculinidades. Por eso desde el título hay una frase como Macho, varón, masculino, que es como nosotros llamamos a la masculinidad hegemónica, al machismo en América Latina; tiene toda esa intención de provocar.

Para los lectores no especializados, y para las lectoras por supuesto, ¿qué les puede conllevar en positivo la lectura de este texto?

Te lo puedo decir desde lo personal. Ese libro me lo inspiraron las propias dudas que yo he tenido toda mi vida acerca de mi masculinidad. Dudas que nunca me fueron aclaradas, dudas que son los estudios los que me las han ido aclarando. Me ha costado 45 años de vida, de estudios, de doctorados y tal. Por eso quien se lea este texto lo puede entender. No está escrito con la vanidad académica para que sea entendido sólo por un grupo selecto. Está hecho para cualquier persona; para una muchacha que piense que si es feminista y defiende su derecho de mujer, sea algo malo, o si puede tener un novio más o menos masculino, en fin. Todas esas dudas que encierran el desconocimiento del lenguaje de la teoría y que, contradictoriamente, muchas veces hacen que nos autorreafirmemos como todo lo contrario a lo que somos. Defendemos el derecho de las mujeres y decimos que no somos feministas: Eso es una contradicción. Somos hombres amables, delicados, y entonces nos decimos que no podemos ser masculinos: ¿Por qué no? La masculinidad no es algo malo, lo malo es la violencia.

A un hombre le puede gustar hacer ejercicios, seguir las modas, tener amaneramientos totalmente masculinos, eso no está mal. Lo que está mal es ser violento, descortés, agresivo. Muchas veces se piensa que con un hombre más femenino se resuelven los problemas de la equidad. No es así. Donde está la equidad es en no temerle incluso a la mujer muy femenina, a un hombre masculino, en sus estereotipos, pero con un comportamiento y un pensar adecuados.

Este libro ayuda un poco en esas cosas que a veces parecen trabalenguas. En especial a la adolescencia. En la Universidad, por ejemplo, quienes se acercan a estos temas, por lo general lo primero que piensan cuando hablas de la masculinidad, es que vas a hablar sobre la homosexualidad. Y sabemos que una sociedad homofóbica como la nuestra, ese desconocimiento hace que se rechace entonces estos estudios, abordar estos temas. Se habla de la homosexualidad, pero como un tema más, no es un eje protagónico; se aborda, pero dentro del espacio que le toca dentro de otros múltiples temas y aristas.

Todavía hay una gran desinformación respecto a estos temas y se les califica como materias sólo para académicos.
Creo que es un libro para compartir en colectivo, en la familia. Por ejemplo, cuando haya una burla a un adolescente por el tamaño del pene o cómo se asume la paternidad, o cómo conocer y evitar la violencia y cómo tratarla si surge. El libro te da la posibilidad de ver esas temáticas desde la historia y desde la actualidad. En comparaciones, en aristas diferentes. Pero, sobre todo, te da la posibilidad para seguir indagando. No es un manual de buenas prácticas para que busques cómo debe comportarse un hombre en cada momento, sino una herramienta para seguir adelante, para investigar más. Por eso tiene una amplia bibliografía, para que a quien le interese ampliar más sobre determinado tópico pueda ir a otros estudios.

Al ser una sistematización, intentamos que todos los autores cubanos que se han acercado a estas temáticas, desde diferentes aristas, aparecieran en esa bibliografía. No es darlo como algo fundamentalista. No tiene ninguna intención de convertirse en un si me leo esto ya no me hace falta leer nada más. Al revés, el libro crea la sed de otro conocimiento, está hecho con esa intención.

Los mencionas en el texto, los has mencionado en el diálogo, pero quisiera que lo dejaras en blanco y negro. ¿Cuánto de la labor de tus estudiantes está en estos resultados?

Sin ellos no existiría el libro. Un libro no es sólo escribirlo y ya, en especial en las ciencias sociales, donde hay que investigar. La presencia de mis estudiantes es definitiva por los mismos criterios. He escrito y cada cosa que he escrito se ha debatido; algunas secciones las hice en coautoría y hay una serie de aportes que son de mis estudiantes. Por ejemplo, la revisión final de la investigación como tal, la hicieron dos estudiantes del equipo.

En general han sido muy rigurosos, han planteado problemáticas. Creo que es importante porque la conformación de un pensamiento colectivo en un área de investigación va creando una cátedra. Este libro es como el principio de reafirmación de que ya hay una cátedra de estudios de la masculinidad. No queda un nombre, no es que esté Julio César, aunque me ha tocado ser un poco el papá colectivo, como decíamos en broma hace poco. Es que hay un grupo de jóvenes que han tenido la osadía de integrarse a estos estudios. Además me han aportado la visión de otros hombres que no soy yo, percepciones diferentes de la masculinidad. Este libro culmina una etapa de trabajo en colectivo.

¿No te preocupa ser una especie de Saturno devorando hijos, o siendo devorado tú mismo, o en el papel del profesor impositivo?

Siempre hay riesgos. A veces, en la enseñanza, y más en temas tan especializados, hay que ser más o menos democrático o más o menos autoritarios, según sea el caso. Para instruir y a veces hasta para salvar de un posible ataque. Soy un profesor que me gusta dar clases. Me he realizado con este período de docencia, de talleres, que cierra el libro. Me ha permitido conocer sectores de la población de mi país en este tema de las masculinidades, que si no hubiera tenido un colectivo de jóvenes conmigo, me hubiera sido imposible. Detrás del libro, aunque no se vea de modo explícito, hay talleres, diálogos, intercambios, desde grupos tan diversos como reclusos, dirigentes campesinos, policías, universitarios. Cuando haces ese recorrido con varios ojos, cuando lo miras no sólo desde tus propios prejuicios o valoraciones, sino que te acompañan criterios diferentes, se amplía extraordinariamente esa visión y, por supuesto, se amplían los resultados.

Apostar por los colectivos es muy difícil, pues el ser humano tiene una tendencia muy fuerte a la individualidad, pero en esta ocasión primó el colectivo. Todas las personas que acompañaron este libro están ahí referidas y creo que además es un buen ejemplo de cómo se puede construir un conocimiento de forma colectiva. Es un reto pensar en colectivo.

¿Adelántanos qué viene después de Macho, varón, masculino?

Ahora, con los sobrevivientes que no devoré o me devoraron por el camino, estamos en un libro que sugiere desde el nombre. Más o menos se llama, Sexo, música y deportes: Cosas de hombres, y trae algunas otras visiones de estos temas. Y mi equipo de estudiantes, ahora sin broma, son ya autores más formados. Pasaron toda la etapa de la licenciatura, están muchos en sus maestrías. Es como una segunda temporada, como se usa ahora.

Este nuevo trabajo es también la posibilidad de mostrar cómo una academia de estudios en Cuba, integrada en su totalidad por jóvenes, puede seguir una línea de investigaciones. Pueden ser las masculinidades, pero puede hacerse en muchas otras áreas de la investigación.

Eso de que en colectivo podemos ser más fuertes, podemos lograr más cosas, socializar más crear redes, es rigurosamente cierto en este caso. Toda la tecnología, los ipods, las computadoras, todo lo que hoy existe que por un lado nos individualiza tanto, pues, puede ponerse en función de las investigaciones, en función de aprender más, y en función del colectivo.

Publicado en:http://www.mujeres.co.cu/
Revista Mujeres Digital