miércoles, 8 de octubre de 2008

El Color marca la diferencia.La masculinidad y los estereotipos raciales en Cuba. Apuntes para un debate.

por MAIKEL COLON PICHARDO

Qué tienen los negros en Cuba? Así da titulo a uno de sus trabajos el periodista y ensayista cubano Pedro Pérez Sarduy, y aunque no es nuestra intención abordar los pormenores de este trabajo, nos pareció sugerente tal titulo para lo que aquí pretendemos debatir. El estudio de nuestra historia esta lleno de aspectos que nos permiten una comprensión profunda de la actualidad. Algunos de ellos guardan estrecha relación con los hombres negros cubanos, en especial, aquellos que interrumpidamente han favorecido la sustentación de estereotipos raciales que han condicionado la visión que tenemos sobre estos individuos. Quisiéramos continuar entonces, como lo hicimos en nuestra apertura: ¿Qué tienen los negros en Cuba?

Esta brusca apertura, quizás, es uno de los factores que se forjan como los emblemas básicos para determinar las distintas maneras en que nuestra historia ha elaborado estereotipos raciales negativos y positivos alrededor de los hombres negros. Parecería como si repente estuviéramos ante una problemática de recién aparición, sin embargo, la imagen que se ha logrado construir, representa varios de los elementos fundamentales mas particulares acerca del modelo de hombre negro masculino. Hablamos de ciertas alusiones que esencialmente subyacen en la conciencia social, pero que en todo caso, dentro de esas alusiones se establecen matices superfluos que nuestra sociedad se ha encargado de proyectar.

Desde sus inicios el modelo cubano de hombre negro estuvo matizado a partir de la elaboración de imágenes determinadas por los diferentes procesos históricos que en muchos sentidos se convirtieron en el punto de partida o la línea de base para determinar como se construye la masculinidad de los hombres negros cubanos, a tal grado que cuando la estructura social del régimen esclavista comenzó a promulgar el llamado «miedo al negro», ni siquiera la participación mayoritaria de estos en la manigua redentora y la distinción que muchos alcanzaron por su importante protagonismo, no fue suficiente para borrar esa visión negativa que pesaba sobre ellos.

Todas estas concepciones, incluso, cuando abrió sus puertas la nación con todos y para todos en 1902, se preservaron como una mancha, y es interesante porque a partir de ese nuevo momento de la historia de nuestra nación, se mantuvieron muchos de los estereotipos raciales negativos antes difundidos y aparecieron muchos otros que para nada favorecían la vida de los hombres negros. Con la intención de blanquear a Cuba y con el afán de demostrar la inferioridad de los negros desde el punto de vista biológico y cultural, se idearon una serie de mecanismos, con ideas al respecto, desde la ciencia, de las que no quedaba claro si se promovían como, la ciencia contra el crimen o contra los negros, y también a través de algunas de las vías de influencia social como la prensa, se proyectaron y promovieron estos estereotipos raciales negativos que ejercieron una acción directa en la conformación de la imagen de los hombres negros.

Un nuevo momento de nuestra historia, cuando irrumpía la década del 30, se produce. Una serie de fenómenos interesantes relacionados con un nuevo modelo para los hombres negros, que como hasta el momento mencionábamos, había sido cercenada por esa visión negativa que pesaba mucho mas de lo que realmente se pudieran imaginarse.

La presencia del movimiento conocido como afro cubanismo, el digno reconocimiento del legado cultural africano, la incursión de muchos negros en la esfera deportiva con éxitos inigualables y la revolución musical que se desarrollo en años posteriores, reflejo las dotes especiales que desplegaron muchos hombres negros dentro de estos espacios. Fue así como en aras de evocar una nueva imagen dentro de la sociedad cubana, harto contradictoria en cuanto a sus relaciones raciales, llevó a tener en cuenta a los negros, ahora como foco dentro de un nuevo universo de imágenes.

Nos gustaría continuar nuestra disertación sobre la historia, pero la asunción de la igualdad política-social que supuso 1959, conduciría a la construcción de una sociedad en la que quedarían atrás viejos rezagos del pasado. Proponemos entonces, una mirada mas detenida, que intente develar, una vez mas volviendo al principio, que tienen los negros en Cuba que incide de manera determinante en la conformación de su masculinidad.
Al hablar de masculinidad estamos ante una definición que como una construcción social de género de lo que significa ser hombre se rige a partir de los patrones de comportamiento que cada una de las sociedades ha reservado para ellos. Por otro lado, en nuestro país a decir del destacado investigador cubano Julio Cesar González Pagés, esta se construye como la hiperbolización del machismo y con respecto a esto comenta que desde pequeños se nos enseña a comportarnos como un macho, varón, masculino.

Ahora bien, para los que somos negros de cuerpo entero, la percepción en lo que respecta a su masculinidad entra dentro de una escala en la que juegan un papel fundamental algunos elementos diferenciadores que se hacen sentir con fuerza en las esferas de la vida cotidiana, y que como bien comentábamos al inicio de esta propuesta, se habían construido dentro de un proceso socio histórico que se reafirmaba a partir de la creación de estereotipos raciales negativos y positivos.

Por un lado se privilegian algunos valores considerados positivos, relacionados con el deporte, la música y la sexualidad. Los hombres negros, que no quepa la menor duda, de que son, buenos deportistas, buenos músicos a la vez que buenos bailadores, y se han desarrollado dentro del mito de una sexualidad salvaje, en la que los acompaña uno de los mayores iconos de la sexualidad masculina, su miembro ilustre.

Es de destacar, sin embargo, que los valores negativos también los acompañan como si el tiempo no hubiera pasado, pues aun se comportan como fueron culturalmente construidos, y desgraciadamente han sido también incorporados como sello fundamental en la construcción de la masculinidad de los hombres negros cubanos. En este sentido que los valores más denigrantes de una sociedad aun se asocian a lo negro no es de extrañar en una sociedad que mantiene como remanentes las prácticas discriminatorias.




Las dimensiones de estos estereotipos raciales negativos alcanzan impactos significativos. Esa imagen o representación mental se expresa como parte integrante de la masculinidad de los hombres negros en Cuba, su papel en el escenario social como violadores, vagos, delincuentes, violentos, casi siempre bajo expresiones arbitrarias que establecen cierta conexión a través de sus atributos físicos, el pelo malo, la bemba grande etc.

Todas estas percepciones que se reafirman cada día en el imaginario nacional, partiendo de la existencia de estereotipos raciales negativos y positivos, apuntan hacia una interiorización de cómo estos estereotipos contribuyen a la conformación de la masculinidad de los hombres negros, reafirmando esa escala de valores que diariamente se orienta a la crítica constante de las actitudes consideradas negativas.

La masculinidad hegemónica que se ha tomado en garantizar la posición dominante de los hombres, tiene sus peculiaridades dentro de la sociedad cubana, teniendo en cuenta que esta, históricamente, ha servido como escenario social en la legitimación y reafirmación del status de los blancos, y en este sentido la masculinidad de los hombres negros se reduce al hecho de jugar roles simbólicos para la construcción de la masculinidad de los hombres blancos.
A pesar de ello, es incuestionable el hecho de que muchos hombres negros se sientan orgullosos de ser negros, ahora, al mismo tiempo, este orgullo se toma en reafirmar la existencia de los estereotipos raciales negativos y positivos, y desgraciadamente lo han asumido como parte esencial de ellos mismos. No debería de ser a estas alturas pero, revelan una pronunciada conexión con el pasado, tanto así que el día a día, las nuevas realidades no han servido para eliminar esas fabulaciones, lo cual me hace pensar en una de las estrofas de una canción del cantautor cubano Frank Delgado que infelizmente dice como ser negro y no morir en el intento.




Investigaciones recientes sobre las masculinidades intentan contribuir a la construcción de nuevos modelos donde los hombres aprendan a ser más conciliadores, menos violentos, en aras de alcanzar una «cultura de paz». Me pregunto entonces, si históricamente hemos construido una serie de estereotipos negativos y positivos alrededor de la figura de los hombres negros, que dicho sea de paso, se han convertido en sello fundamental en la conformación de su masculinidad, ¿Cómo podría inducirse que en los negros cubanos también se evidencia ese cambio?

La representación de la masculinidad de los hombres negros en Cuba tiene esas características, lo cual los coloca dentro de una rejilla de representaciones rígida y limitada que quizás no permite establecer esta desde otras valoraciones, como hombres de una sociedad multirracial como la cubana, y mas allá de encasillarlos dentro de estos estereotipos, deberíamos de tener en cuenta que representan todo lo relacionado con los hombres cubanos sin distinción de colores, por eso estaría de mas llegar a establecer paradójicamente ¿Qué tienen los negros en Cuba?

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