por Maikel Colón Pichardo
Hablar de estereotipos raciales discriminatorios sobre los negros nos invita a reflexionar sobre la imagen o representación mental acerca de un grupo racial determinado, conformada por los rasgos positivos y/o negativos que se le asignan. Quizás el problema guarda connotaciones especiales por el impacto que aun hoy día causan, ya que en estos se encuentran los elementos que traspasan las barreras de nuestro imaginario, porque muchos de los que lo sufren, desafortunadamente, lo han asumido como parte integral de su vida.
Una de mis últimas experiencias al respecto fue solo hace unas semanas, en un mercado de la calle Infanta, adonde entre por casualidad y presencie un episodio, que si bien no me resultaba ajeno, verdaderamente me impresiono mucho. Y es que en aquel lugar se encontraba una señora mayor acompañada de su pequeña nieta, fue entonces cuando un hombre negro se acerca y tratando de congraciarse con aquella niña, le pide muy sonriente: ¡nene dale un beso al mono! La abuela al oír aquella broma absurda se indigna, manifestándole al hombre que ese tipo de comentarios resulta humillante, sobre todo para la educación de la niña, porque teniendo en cuenta que en Cuba hay tanto blancos como negros, es decir, somos una sociedad multirracial, no considera correcto educar a su nieta sobre la base de asociar a los negros con los monos, máxime si un propio negro se asocia o se autodenomina como tal.
En ese momento lo que parecía una broma se convertía en algo tan descabellado que después de reflexionar por algunos momentos nos damos cuenta que esta es una de las manifestaciones de la vida cotidiana que asocia a los negros con determinadas prácticas, o imágenes, y a pesar de que muchas de estas fueron formuladas hace ya mucho tiempo, todavía están presentes en los espacios más insospechados de la vida en Cuba.
Los que conocemos de cerca la historia de Cuba sabemos, o al menos hemos oído en algún momento, que las diferencias en Cuba en cuanto al color de la piel se refiere, ha jugado papales fundamentales dentro del proceso histórico, un aspecto que en gran medida afectó el entramado de las relaciones sociales que se han establecido en la sociedad cubana.
En el marco de la investigación que he venido desarrollando en lo que respecta a como se ha construido la masculinidad de los hombres negros en Cuba, rápidamente salio a la luz el papel de la prensa que a partir de 1902 contribuyó a la elaboración dentro del imaginario nacional de estereotipos raciales negativos a través de los que los negros como grupo social fueron catalogados y representados hasta la saciedad, teniendo presente que la raza en Cuba ha sido uno de los ejes articuladores de la identidad que en un momento se subordino a la existencia de un pueblo donde existía una raza superior blanca y una inferior negra.[1]
Este tipo de diferencias, no solo tuvo una significación meramente simbólica, sino que, en correspondencia con contextos específicos, se promovieron y difundieron, imágenes cargadas de horror con un trasfondo racista bien definido que afecto la vida de hombres y mujeres solamente por el color de su piel. El negro brujo, el negro con capacidades intelectuales inferiores que atentaban con la posibilidad de convertir a Cuba en una nación civilizada, y el negro como una amenaza contra la tranquilidad y el bienestar de los blancos, fueron algunos de los estereotipos raciales discriminatorios que con mayor fuerza se difundieron en la prensa cubana, fundamentalmente la sensacionalista y los semanarios satíricos, que caricaturizaban patrones culturales de origen africano, teniendo en cuenta que este ultimo elemento lo convertía en sinónimo de barbarie.[2]
Desde comienzos del siglo XX, las persecuciones contra manifestaciones religiosas también de origen africano, convirtieron al negro brujo en uno de los tipos más repugnantes de la mala vida cubana, como lo calificaran algunos de los intelectuales más prominentes de la época. La prensa que respondía a intereses bien definidos fue la que con mayor fuerza difundió este estereotipo, periódicos tales como El Mundo, El Día, La Discusión, incluían en sus notas diarias la persecución contra la brujería, un suceso que además se asocio con la desaparición de niños y niñas de piel blanca. Con esto los negros brujos se convirtieron en una amenaza para todas las familias blancas con niños pequeños, y la utilización de los órganos de estos niños en sus prácticas religiosas los involucraba en prácticas de canibalismo.[3]
Este aspecto nos da una medida de las implicaciones de este estereotipo discriminatorio en la vida de los hombres negros, si tenemos en cuenta que este se divulgó durante las tres primeras décadas del siglo XX. Por otro lado entre los años 1907 y 1908, la revista Cuba y América, una revista de arte, literatura y moda, circuló en sus paginas una sección denominada Aventuras de Pitirre y Buchín, que recreaba las aventuras de dos adolescentes, uno negro y uno blanco, quienes siempre se veían involucrados en maldades, propias de la adolescencia, y siempre el que se llevaba la peor parte, es decir, las consecuencias de sus actos, ya sean golpes, caídas, era Buchín, el personaje negro. No cabe dudas que en esencia, las pretensiones de esta sección era demostrar las capacidades inferiores de los negros, teniendo en cuenta, que Pitirre, el personaje blanco, siempre salía ileso dada su inteligencia, su astucia, es decir, atributos propios de la raza blanca.
Ahora 1912, constituyó una fecha bochornosa, pues se dio una de las masacres racistas mas brutales de nuestra historia, la masacre del Partido de los Independientes de Color, un partido político creado en el año 1908 solo para hombres negros, que luchaba por la igualdad de oportunidades en la sociedad cubana.
En la fecha mencionada el ejercito constitucional de la Republica, tomando como base la amenaza que representaba para Cuba este partido político, en cuanto a sus pretensiones de crear otro Haití, es decir, otro Republica negra, todos los miembros de esta organización fueron masacrados brutalmente, y ahorcados como escarmiento a todos los negros cubanos. Por supuesto que la prensa también hizo eco sobre estos sucesos.
En este sentido el semanario satírico ilustrado La Política Cómica fue uno de los principales órganos de prensa que cubrió este acontecimiento. En sus paginas vio la luz una sección denominada Negreira en campaña, donde promovían una multitud de chistes racistas, además, caricaturizaban imágenes de los lideres del Partido Independientes de Color, los cuales asociaban a los generales de la Revolución Haitiana, un aspecto que los convertía en una verdadera amenaza para el futuro desenvolvimiento de Cuba como una nación civilizada, por el carácter antinacional de crear una agrupación política marcada por el color de la piel.[4]
Este y otros ejemplos son algunos de los que evidencian el papel de la prensa en los primeros años del siglo XX, en la promoción de estereotipos raciales discriminatorios, y como estos se han perpetuado a través de los años como sello en la construcción de la masculinidad de los hombres negros, cuantas veces en las familias cubanas, asiendo alusión a los negros brujos, se asustaban a los niños para dormir, con el viejo mito de duérmete sino te traigo al hombre del saco, y en cuanto a sus capacidades intelectuales, hace unos años en la escena musical cubana ocupo popularidad una canción que coreaba, quien tiro la tiza el negro ese, la cual tuvo un nivel de aceptación elevado, entonces seria bueno cuestionarse si nuevos estereotipos discriminatorios se promueven en la sociedad cubana del presente, que pasara, porque lo más seguro es, que si no se hace nada al respecto, en el futuro continuaran reproduciéndose.
Bibliografía.
Hevia, Oilda. «Otra contribución a la historia de los negros sin historia». En Debates Americanos, No.4, La Habana, pp.77-90.
Naranjo Orovio, Consuelo. «De la esclavitud a la criminalización de un grupo: la población de color en Cuba». En Revista Op Cit, No.16, Río Piedras, Puerto Rico, 2005, pp.137-179.
Prensa.
Cuba y América. 1907-1908
El Día. 1904-1905
La Discusión. 1907
El Mundo.1904-1905
La Política Cómica. 1912
[1] Algunas de estas ideas están abordadas con mayor profundidad en mi tesis de diploma, la cual defiendo próximamente.
[2] Además del papel de la prensa también destacados intelectuales como el celebre etnólogo y antropólogo cubano Fernando Ortiz y algunas figuras importantes de la medicina, contribuyeron en los inicios del siglo XX, a establecer planteamientos científicos con respecto a la superioridad de la raza blanca y la inferioridad de la raza negra. Ver Consuelo Naranjo Orovio. «De la esclavitud a la criminalización de un grupo: la población de color en Cuba». En Revista Op Cit, No.16, Río Piedras, Puerto Rico, 2005, pp.137-179
[3] Dos de estos sucesos, el crimen de la niña Zoila y el crimen de la niña Celia recibieron total cobertura en el Mundo, esta noticia circulo en este diario por casi un año, incluso se le hizo seguimiento en su suplemento dominical el Mundo Ilustrado a el juicio contra los presuntos culpables del crimen.
[4] Esta sección tuvo una amplia cobertura y su significado mostraba la fuerza de las ideologías racistas que aun permanecían intactas dentro de la sociedad cubana.
jueves, 5 de junio de 2008
Estereotipos raciales en la prensa en Cuba: civilización vs. Barbarie
Etiquetas:
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