domingo, 3 de junio de 2012

Cómplices en la paternidad


Por Ileana Sifonte León

Rafael, Alexis y José Raúl enfrentan situaciones diferentes, mas tienen en común el don de ser padres y la disyuntiva de acogerse o no a la licencia de paternidad, en momentos en que está por culminar la etapa de lactancia materna exclusiva.

La idea provoca pensamientos que escapan a las retrógradas concepciones machistas. Confiesan que disfrutan tanto de sus bebés que no quisieran apartarse de ellos, pero se sienten presionados por compromisos laborales y sociales, y por prejuicios que permanecen arraigados en la sociedad cubana actual. 

Rafael, especialista en Medicina General Integral, asegura que para él no existe limitación alguna para quedarse en casa cuidando de su descendencia, mientras su esposa Mariela, oftalmóloga de profesión, cumple con sus responsabilidades como médico y en la preparación de otras hornadas de galenos.

No minimiza su labor, ni presta oídos a los comentarios malintencionados de algunos conocidos y familiares, quienes a toda costa pretenden convencerlo de lo erróneo de su decisión, sin embargo, asegura que "lo difícil está en persuadir a Mary, como cariñosamente le llama.

"Ella sabe lo importante que es su retorno al trabajo en estos momentos en que se encuentra integrada a varios proyectos de investigación, pero se aferra al derecho de permanecer todo el año junto a la pequeña Rafaela.

"No concibe que yo pueda darle los alimentos, cambiarle los pañales y, sobre todo, mimarla cuando llora, como ella lo hace."

Para Alexis, en cambio, las complicaciones son otras. Aunque el amor que siente por su hijo Alejandro es incuestionable, no se anima a enfrentar las críticas de sus colegas, que se proclaman defensores de la igualdad, al tiempo que emiten desatinados 'ataques' contra quienes asumen tareas que 'supuestamente' le corresponden a las mujeres.

No se atrevería a presentarse en la oficina de su jefe inmediato a comentarle siquiera su pretensión de acogerse a los beneficios del Decreto Ley 234 De la Maternidad de la Trabajadora, que, en su Artículo 16, ofrece la posibilidad de elegir quién disfrutará de la licencia laboral dentro del grupo familiar una vez concluido el período de lactancia materna exclusiva.

"Lo que brinda la nueva normativa es algo muy revolucionario y en verdad deseo compartir con mi esposa esa posibilidad, en cambio no estoy seguro de que mi lugar esté en casa ocupándome de las labores hogareñas, mientras ella, casco en mano, se dispone a dirigir fuerzas constructoras.

"No soy un hombre machista y la ayudo en las tareas del hogar, y no me preocupa mucho la opinión de los demás, pero nadie como la madre, dotada de ternura y delicadeza, para mimar a un recién nacido."

Por su parte, José Raúl y Yadira ya lo han decidido. Será él quien quedará a cargo de María Claudia, mientras ella regresa al trabajo.

Por estos días el progenitor se adiestra en algunas actividades que todavía no domina, sin embargo, está seguro de poder atender a la niña con el mismo esmero y dedicación.

"A veces no sé qué hacer, pero me las ingenio y resuelvo el problema. No coincido con el criterio de aquellos que opinan que los niños están mejor con su mamá, y que ven a los hombres solo como proveedores económicos que ejercen la autoridad en el hogar."

MACHISMO VERSUS LEGISLACIÓN
 
La familia está matizada por el desempeño de múltiples roles (madre, padre, hijos, esposo, abuelos), que tienen determinadas asignaciones socioculturales.

Los más complejos resultan el materno y el paterno, por las responsabilidades que poseen en el proceso de desarrollo de la descendencia y el nivel de implicación en el núcleo familiar.

En el caso de la mujer, siempre asociada a la maternidad, al cuidado y educación de sus hijos, dueña del hogar; y para el hombre proveedor económico, representante del poder y el estatus, son roles que le han sido asignados como miembros de uno u otro género.

Según refiere la doctora Patricia Arés, la construcción social de las masculinidades concibe que los hombres tienen que ser dominantes, posesivos, fuertes, calculadores, inteligentes, viriles, protagonistas en la vida pública, naturalmente machistas, narcisistas, impenetrables y arriesgados. Todo lo cual indica que ser hombre es saber, poder y tener.

Por otro lado, no puede demostrar afecto, ni permitir que lo mimen o lo toquen, lo cual limita su vida emocional. Tocarse o mostrase afecto entre dos hombres es algo muy poco aceptado, como máximo un apretón de manos y unas palmaditas en la espalda, aunque entre los más jóvenes se ha hecho común saludarse con un beso.

Estas son algunas de las expropiaciones que aparecen como consecuencias del rol asignado por la sociedad.

Según una encuesta aplicada a un grupo heterogéneo de personas de diferentes edades en la provincia de Ciego de Ávila, se pudo comprobar que a la mayoría de los padres se le había despojado de la posibilidad de expresar abiertamente sus sentimientos y de ejercer a plenitud la paternidad, lo cual no es identificado como una problemática, pues cumple con lo socialmente establecido.

Se constató, también, que las mujeres asumen su rol de madre asignado sin dejar espacio al padre para ejercer una paternidad cercana y empática, limitándolos a una relación periférica e intermitente.

En la actualidad, son múltiples las transformaciones que ocurren en la familia, apreciándose cambios en cuanto a la crianza de los hijos, la participación en las tareas domésticas y la expresión de afectos.

Hoy los padres se enfrentan a disímiles retos, más cuando esto presume la realización de actividades aparentemente femeninas, que pudieran, desde la cultura patriarcal, lacerar su virilidad, lo que trae consigo que en la mayoría de los casos el móvil económico predomine sobre el de ejercer conscientemente una paternidad responsable.

El Doctor en Ciencias Julio César González Pagés, coordinador de la Red Iberoamericana y Africana de Masculinidades, manifestó a Invasor digital que "muchos de estos fenómenos están anclados en la cultura y esta es movible, por lo que la educación y los medios de comunicación tienen la misión de fomentar la imagen de otro tipo de padre, que está en condiciones de asumir la paternidad, y puede, desde su visión, darle nuevos valores a la educación de los hijos.
"Las leyes no son las únicas responsables de cambiar la sociedad. Tenemos que seguir cambiando mentalidades para que esta Ley, que es un gran logro, se lleve a efecto a partir de la transformación de nuestras costumbres culturales y educativas."

La censura de la sociedad a los papás que se acogen a la Licencia de Paternidad, y a otros que asumen otras actitudes positivas ante el ejercicio de la paternidad, quebranta sus deseos, aun cuando exista la voluntad para ocupar el lugar que verdaderamente les corresponde dentro de la familia.

En este territorio del centro de la Isla actualmente no existe ningún progenitor acogido a los beneficios de dicha legislación, y durante 2011 hubo solo uno.

Cuestión esta que contrasta con que más del 60 por ciento de las mujeres avileñas se desempeñen como técnicas y profesionales en importantes sectores de la producción y los servicios, y que por factores socioculturales enraizados en la población, dejen de incorporarse a sus labores una vez concluida la licencia postnatal, cuando su aporte es decisivo y, en muchos casos, superior al de sus cónyuges.

Ver http://www.invasor.cu/index.php/es/sociedad/13408-complices-en-la-paternidad

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