por: Ernesto Díaz Calderín
Hablando de reguetón y hip hop.
La música a través de los años se ha convertido en uno de los grandes socializadores de los hombres y mujeres, potenciando de esta forma conductas y códigos a seguir, además de ser cronista de la sociedad y de los seres que la habitan. En el caso del hip hop y el reguetón no están ajenos a este tipo de fenómeno, por el contrario, se han convertido en las dos grandes tendencias musicales legitimadoras de espacios y formas de vivir y es precisamente por el origen y desarrollo de cada uno de ellos.
El hip hop, es un género musical que surgió en la década de los setenta del siglo XX, en los barrios pobres de los Estados Unidos y se ha difundido en el mundo entero como una música que intenta rescatar y promover los valores de la sociedad combatiendo la discriminación racial, la desigualdad económica. La forma de transmitir los mensajes marca una diferencia en relación con los otros estilos musicales que existen, con la importante presencia del DJ, los breakdancer y un marcado ritmo con letras concisas en un intento de diferenciarse entre ellos mismos.
Importantes figuras se han destacado en este estilo en el plano internacional, marcando época por su forma renovadora de hacer la música, tales son los casos de: Áfrika Bambaataa, uno de los pioneros del movimiento musical en los Estados Unidos en la década del setenta. LL Cool J, un rapero muy famoso en la década de los 80. Public Enemy, el destacado rapero Eminem, que tuvo gran aclamación en el público de nuestra isla por sus mensajes sociales y la crítica fuerte en algunas letras de sus canciones a la temática política, entre otros músicos que también han tenido importancia y protagonismo en este movimiento musical.
Cuba no se ha quedado atrás en la promoción de este estilo musical. Tomando como referencia a los fundadores del movimiento pero buscando un estilo propio, han surgido grupos como Amenaza, Anónimo Consejo, Hermanos de Causa, Obsesión, Explosión Suprema y el polémico grupo Los Aldeanos que han constituido, entre otros, los símbolos del rap en Cuba, apostando por una forma de hacer música diferente e insertarse en el mercado musical nacional como una propuesta más en busca de su espacio y reconocimiento social.
El reguetón por su parte, se ha convertido en la tendencia musical más escuchada en los últimos tiempos. La fecha que se conoce como inicio de este movimiento es la década del 90 y en el área geográfica donde más audiencia ha tenido es en el Caribe, aunque es importante resaltar que su origen no está todavía determinado si fue en Panamá o en Puerto Rico. Especialistas indican que es derivado del dance hall reggae, jamaicano, con ritmos fuertes y bailables. Inicialmente fue clandestina su promoción y distribución, debido al contenido de sus letras y la naturaleza de su lenguaje.
En el reguetón, el DJ también cumple su función en la mezcla de sonidos y ritmos pegajosos que hacen que la música suene más estridente y distorsionada, provocando con el efecto de resonancia más énfasis en las palabras, dándole más poder a la frase cantada.
Este movimiento musical ha contado también con grandes exponentes en la arena internacional, son los casos de Vico C, Héctor y Tito, Don Omar, Tego Calderón y el que muchos consideran su máximo exponente Daddy Yankee. En Cuba también se pueden mencionar algunas agrupaciones que han apostado por esta manera de hacer música y que sin dudas han alcanzado un alto grado de popularidad y preferencia en la isla, los cuales convierten al reguetón en la música más escuchada en los últimos tiempos, Baby Lores e Insurrecto, Gente de Zona, por solo mencionar los que más se están escuchando, sobre todo siendo más aceptados en el público joven.
Masculinidad y música en Cuba
En Cuba, la música ha constituido un factor importante en la conformación de los estereotipos en la sociedad, validando actitudes y comportamientos, los cuales se legitiman o no de acuerdo al esquema impuesto por los sectores dominantes.
A su vez el reggaetón y el hip hop se desarrollan en una sociedad donde no se han podido erradicar algunos males que se han heredado desde el período republicano, el racismo, la desigualdad social, la corrupción etc., lo que provoca una reacción y descontento en los sectores afectados de la población.
Estas tendencias musicales han representado de cierta manera esos sectores que quedan al margen, en el caso del hip hop en la isla, es un movimiento que desde sus inicios hizo un intento de rescatar los orígenes africanos, asumiendo así una forma de vestir, de peinarse, de hablar y vivir la vida, reclamando por el espacio que, según ellos, habían perdido desde tiempos remotos y con la música y lo que para ellos constituía un movimiento contracultural, insertarse en la sociedad con sus códigos y patrones propios.
A pesar de que no representaban el patrón de masculinidad hegemónica impuesto en las sociedades occidentales, dígase el hombre blanco, con una figura atractiva, exitoso en la actividad laboral y con poder; estos a través de su música reproducen el modelo de masculinidad en su espacio físico y exponen de igual forma los modelos discriminatorios hacia las mujeres y hacia los homosexuales.
El hip hop ha sido una tendencia musical que ha estado dirigido hacia un público específico que lo ha aprobado y defendido a lo largo de los años , es un público que se siente identificado con el estilo y acude a lugares para escuchar su música y disfrutarla en espacios donde se promueve la violencia y se valida la discriminación hacia las mujeres, los hombres blancos y los homosexuales y donde los valores de la masculinidad juegan un papel primordial y se convierten en una carta de presentación y de acceso a este tipo de acontecimiento socio cultural.
El reguetón por su parte provoca otro tipo de situación, promoviendo la sensualidad y las relaciones de pareja en las letras de sus canciones de una forma agresiva. Se ha convertido también en una forma distinta de asumir la cultura de marginación, exponiendo un discurso que lo legitime dentro de la sociedad, con una actitud contestataria.
El público que por lo general acude a los conciertos de las principales agrupaciones, presenta una estética distinta en cuanto a la forma de vestir y de asumirse como ciudadanos, ya no son los económicamente desfavorecidos de la sociedad, como es el caso del público del hip hop, ya los lugares donde asisten no son ni en patios abandonados, ni en ruinas de antiguas casas coloniales. Los lugares en pesos cubanos convertibles son los locales frecuentados por este tipo de público, dispuesto a pagar cualquier precio para entrar a los conciertos.
Este espacio de socialización también promueve un estilo de vida y una forma de asumir la masculinidad, la cual debe ser representada por los hombres económicamente solventes, no importa el atractivo físico si se baila bien, no interesa el sentimiento que tengas hacia la pareja si eres capaz, en el caso de los músicos, de demostrar destreza en el canto, habilidad para improvisar tras un ritmo pegajoso, proyectarse en el escenario con fuerza y seguridad. Ese es el modelo que expone el reggaetón, lo que de acuerdo a las letras, es la garantía del éxito en la vida y la legitimación de lo masculino.
La masculinidad se construye en dependencia del lugar y el momento en que una persona se encuentre, desde que una persona viene al mundo se le atribuye un rol de acuerdo al sexo con el que nace. A los niños desde pequeños se les enseña a ser fuertes, a no llorar y luchar por implantar el poder a su alrededor, eso lo valida como masculino y lo ubica en un lugar privilegiado frente a los que no pueden asumir este tipo de comportamiento. Los músicos reproducen el mismo esquema de masculinidad hegemónica, mientras más público tenga acceso a su música, más respeto sentirán los demás músicos y por tanto más poder, aunque simbólico, lo que garantiza el éxito en la vida.
Los medios de comunicación tienen su protagonismo en este ambiente musical, son los encargados de llevar al público la música que se escucha y de esta forma promocionan la imagen de los artistas, los que a partir de ese momento van a formar parte del ideal de conducta de sus seguidores, de esta forma ellos promocionan y dictan las normas de comportamiento social a través de las imágenes, en el caso de la televisión.
El reguetón y el hip hop en Cuba, han representado espacios donde se reproducen los modelos de masculinidad hegemónica, siendo esta la vía por la cual el patriarcado ejerce su dominio, de acuerdo a la tesis del investigador Michael Kauffman. Es un modelo de masculinidad que difiere de lo socialmente impuesto y por tanto han tenido que crear su propio discurso desde lo marginal, proponiendo una forma distinta de asumir la vida y de formar parte de la sociedad, asumiéndose como son a través de la música que promocionan.
Estas tendencias musicales han surgido en un siglo que, según el musicólogo Leonardo Acosta, es el de la música agresiva, incluyéndose la música electroacústica, estos estilos también entran en la categoría de música agresiva del siglo XX. En esta nueva realidad de la música, las masculinidades también experimentan un comportamiento, entran en el siglo de la agresividad y de la violencia, la cual se convierte en la única forma de mantener la supremacía, lo que le garantiza el poder sobre las mujeres, sobre otros hombres y sobre ellos mismos en lo que constituiría la tríada de la violencia, teoría planteada por el investigador mencionado con anterioridad, Michael Kauffman. Es importante añadir que los comportamientos violentos no son intrínsecos de los hombres, estos han asumido esta actitud por el hecho de ser una vía por la cual ejercen el control y el poder en un lugar y momento determinado, lo cual es validado y legitimado gracias a los códigos impuestos en la sociedad patriarcal.
Los mensajes de las canciones forman parte del lenguaje cotidiano en nuestra isla, dejando a un lado la academia y el público lo ha asumido como suyo, por representar el esquema que legitima la superioridad de los hombres en la sociedad y el control en cada una de las situaciones.
No puede ser sinónimo de violencia el ejercicio de poder y ya se ha convertido en una práctica habitual en todas las esferas de la vida cotidiana, la música, incluyendo al reggaetón y al hip hop, debe ser la encargada de transmitir valores realmente revolucionarios, la equidad social, la no violencia y abogar por la eliminación de la discriminación. De esta forma contribuir a reformar los valores y comportamientos de lo que implica ser hombres, hacer música es apostar por el arte y la creación, no por la destrucción, teniendo en cuenta estos aspectos, que suene la música y todo lo que ella implica socialmente.
martes, 14 de octubre de 2008
Masculinidades con “más de cien kilates” y “más flow”.
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