domingo, 16 de septiembre de 2012

Ana Vera Estrada y la inquisición sobre el pene


 Respuesta a la crítica de Ana Vera Estrada De lo que una frase hecha nos puede sugerir publicada en Perfiles de la Cultura Cubana. Revista del Instituto Cubano de Investigaciones Juan Marinello.
                                                                                                 


                            Por Julio César González Pagés
                                   Coordinador General
                  Red Iberoamericana y Africana de Masculinidades
                                              RIAM
                                     www.redmasculinidades.com

Los estudios de masculinidades en su recorrido por las ciencias sociales ya pasan de más de cuatro décadas y tienen un camino  azaroso por los controversiales temas que  abordan. Como parte del desarrollo de  estos temas en Cuba he estado vinculado desde el inicio a sus debates y polémicas con posiciones desde el activismo y la academia.

Agradezco a la crítica literaria y historiográfica  cubana todos los comentarios plasmados alrededor de mi libro Macho Varón Masculino. Estudios de Masculinidades en Cuba, con especial énfasis la escrita por Fernando Rodríguez Sosa, que sin ser especialista en el tema de masculinidades utiliza argumentos sólidos y con un profundo respeto. Rodríguez Sosa es uno de los críticos pilares en la promoción del buen hábito de la lectura desde sus espacios en los medios de comunicación escritos, radio y en el emblemático programa de televisión  Escriba y Lea.

Hay  otro  tipo de crítica que siempre me ha llamado la atención de forma negativa y es la que se promueve desde comentarios frívolos, adornados con un lenguaje seudocientífico y firmado por personas que utilizan su grado académico desde la ciencia de la todología, esa donde el crítico siente o piensa que sabe de todo y opina sin estudiar la temática. Este es el caso De lo que una frase hecha nos puede sugerir, de  Ana Vera Estrada, publicada en Perfiles de la Cultura Cubana. Revista del Instituto Cubano de Investigaciones Juan Marinello.

Desde el inicio Vera Estrada denota una molestia con la frase que titula el libro Macho Varón Masculino. Estudios de masculinidades en Cuba, la cual cataloga con mentalidad androcéntrica, a la vez que incorpora una expresión popular más propia de la época de nuestras abuelas que de la actualidad.  
Ella advierte con su criterio un desconocimiento sobre la temática con una frase que tiene total vigencia entre los hombres cubanos de todas las generaciones. Para seleccionar dicha frase que da título al libro, en forma de provocación, se hicieron varias encuestas donde se resumían las masculinidades hegemónicas de los cubanos y esta era la que más lo representaba. La explicación se resume en la Introducción del libro en la página 9 donde digo: Cuando uno pregunta de forma general a un hombre en Cuba sobre su hombría y como la define, una respuesta probable es hombre es cualquiera. Inmediatamente después frunciría sus cejas para afirmar de forma categórica: lo más importante es ser macho, varón y masculino. El argumento a esta afirmación lo debemos buscar en la Historia (…) (González Pagés, 2010, p. 9)

Todas estas afirmaciones están avaladas, como en el resto del libro, por talleres, seminarios y jornadas científicas de masculinidades en Cuba, donde Ana Vera nunca ha estado presente, y de seguro, si hubiera participado en cualquiera de los debates, no hubiese escrito una valoración manipuladora y subjetiva, propia de una francotiradora en temas sociales y de masculinidades.

En su crítica llega a cometer errores imperdonables como citar mal el nombre del título del libro, opinar de forma errática sobre prácticas deportivas de la cual ella no posee ninguna especialización y llegar a cuestionar temas sobre la sexualidad masculina desde lo empírico anecdótico. Parece que estaba tan apurada en hacer la descalificación que no le dio tiempo a revisar su texto pero sí en reproducirlo inmediatamente en la revista norteamericana Cuban Studies.

Un  punto alucinante en sus incursiones en la masculinidad es cuando carga contra el tercer capítulo y dice: El capítulo sobre sexualidad se abre con un subtítulo provocador: el “miembro” ilustre, que, más que una reflexión crítica sobre las aberraciones del canon falocéntrico del patriarcalismo aún vigente en muchos sectores sociales, parece una festiva celebración de su predominio. Realmente algunas personas especialistas en género que leyeron el libro y su crítica me indicaban que esta divagación solo demuestra parte de una sistemática oratoria de Ana Vera, donde siempre todo lo que se relaciona con el hombre y el pene le parece descalificador para las mujeres. En las páginas 65 a la 69 del libro Macho Varón Masculino. Estudios de Masculinidades en Cuba se critica el falocentrismo y se explica sus orígenes en Cuba y América Latina de una forma bastante amplia como para que las dudas sean solamente las de ella.

También le molesta las referencias a los cuerpos de los hombres argumentando: tampoco se justifica el empeño por nombrar las piezas teatrales donde figuran desnudos masculinos poco aportadores a la ruptura del canon que se desea modificar. Este argumento es propio del tribunal de la inquisición sexual ¿Qué canon desear modificar? Espero que no sea la castración, ya que me tendrá entre los defensores de preservar el miembro masculino.

En una entrevista al periódico Grama, Órgano Oficial del Partido Comunista de Cuba,  del 9 de marzo de 2012, la citada Vera Estrada confiesa: Me preparé como especialista en literatura y siempre tuve inclinación por los conflictos sociales. Esa es la razón por la que, al terminar de estudiar, me dediqué a lo que siempre había soñado, indagar en la vida social.  Las críticas que emite parecen corroborar que no ha podido estudiar todavía sobre algunas temáticas sociales, con especial énfasis en las relacionadas  con los hombres y sus masculinidades.

Es vergonzoso que en temas de emergencia social como la violencia llegue a decir: Apelar a las autoridades y a los órganos de poder de la sociedad para que desarrollen iniciativas encaminadas a combatir la violencia callejera, aunque contribuye a visibilizar problemas y señalar puntos hacia donde debe dirigirse la mirada de las autoridades, no parece un recurso efectivo por el tono ligero y en apariencia descomprometido en que está presentado el señalamiento. Mi compromiso con el tema nunca ha sido ligero. Desde hace muchos años he encabezado en Cuba y varios lugares de América Latina como Honduras, Colombia y México, grupos de hombres y masculinidades para promover con profundidad y compromiso estas tareas.

Como consultor en temas de violencia y masculinidades de varios organismos de la ONU, me he vinculado con realidades sociales concretas que van más allá de un estudio de caso o una entrevista realizada en una oficina. La lealtad con la temática de la no violencia me lleva casi todas las semanas a realizar acciones sin ligerezas y descompromisos como argumenta Ana Vera. Ella no es conocida por realizar ninguna labor de prevención social, ni trabajo con grupos vulnerables ¿Por qué exige con lo que no predica?

Un sesgo en su trabajo es la discriminación generacional contra los investigadores jóvenes que integran el equipo de trabajo de la Red Iberoamericana y Africana de Masculinidades. El prologuista Yonnier Angulo Rodríguez, graduado y en un punto culminante de hacerse Máster en Estudios de Género de la Universidad de La Habana no es solamente una persona que explicita los objetivos de su maestro como argumenta Ana Vera. Ella descalifica al investigador Angulo Rodríguez al decir parece un tanto ingenua su aspiración de que el libro se constituya en herramienta de transformación social.

Te puedo decir Ana que este libro sí se ha convertido en herramienta de trabajo de transformación social con la venta de 40 mil ejemplares en toda la Isla y una amplia difusión en todos los medios de comunicación del país. Este año junto al equipo del Foro de Masculinidades en Cuba y acompañando la gira contra la violencia de género de la cantante Rochy, visitamos 17 ciudades impartiendo talleres con jóvenes y otros sectores sociales desfavorecidos socialmente. Los campesinos bajaron de pueblos aledaños con el libro para preguntar y analizar. Las escuelas lo están utilizando para sus debates sobre la violencia de género y es un referente en las nuevas tesis de obtención de grados científicos de todo el sistema de enseñanza del país. Esto acaso no es una transformación social en un país machista donde cuesta aun mucho debatir sobre estos temas ¿Cuál es tu concepto de transformación social? ¿Lo tienes?

A los autores jóvenes Yonnier Angulo Rodríguez y Dayron Oliva Hernández  también los descalifica en el último capítulo sobre Masculinidades y Migración que realizan con mi coautoría cuando dices: exagera al aceptar sin demasiados argumentos la existencia de una imagen descalificadora de los inmigrantes gallegos en la mentalidad popular cubana de la primera mitad del siglo XX (…) Es uno de los peligros de esbozar conclusiones sin partir de una exposición de los datos que las sustentan. Por supuesto que este libro no es una tesis doctoral, y tú misma le restas importancia con otro argumento  descalificador al subestimar la importancia que tienen para un trabajo histórico  las fuentes  publicisticas y documentales que se utilizan.

En la entrevista ya citada al periódico Granma se dice sobre tu trabajo: Al indagar por las fuentes utilizadas en sus investigaciones refiere la oral, los testimonios y entrevistas, a través de los cuales puede escribir las historias. Creo que tus declaraciones  ilustran lo peligroso de hablar sobre la metodología de la historia social y sus fuentes sin conocerla a profundidad. Esto te llevó en el pasado también a intentar descalificar la obra de las historiadoras Raquel Vinat y Dania de la Cruz, algo que no pudiste realizar por tu bajo perfil académico en asuntos de metodología e historia.

Los investigadores Angulo Rodríguez y Oliva Hernández son jóvenes historiadores con un amplio dominio de la metodología y la teoría de la Historia de las cuales son graduados con máximas calificaciones. Ambos son ganadores de la Beca de investigación Ernesto Che Guevara de la Asociación Hermano Saiz (2010) y fueron sometidos todos sus argumentos, esbozados en el libro,  a tribunales de la Facultad de Filosofia e Historia y la Cátedra de la Mujer de la Universidad de La Habana.

Los  tribunales de tesis contaron con la presencia de reconocidas figuras de la historiografía cubana y  los estudios de género como son la Dra. Francisca López Civeira, Dr. Edelberto Leiva,  Dra. Norma Vasallo y Dra. Isabel Moya por solo citar algunos nombres. Solamente estos argumentos servirían para pensar donde sometes tú los criterios tan ligeros sobre estos temas sociales. Dudo mucho que con el rigor que tienen los  Consejos Científicos tanto cantinfleo sea homologado alguna vez. 

La comparación errática y malintencionada de mi figura con la del desparecido ensayista Rufo Caballero, añaden otras licencias irrespetuosas. Realmente el fue un crítico con una obra conocida alejada del vicio de otros investigadores de solo realizar compilaciones y coautorías, anotándolas posteriormente en su currículo para figurar como autores.

El compromiso con mi país, el tema y el cambio de mentalidades está sustentado por muchas acciones verificables. Invito a Ana Vera Estrada a un debate público, donde pueda dar la cara sobre el tema y mostrar sus aportes al tema de las masculinidades.
  

                                                                                                           La Habana, septiembre de 2012.

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